Abrazando el futuro: por qué y cómo invertir en la transición sostenible
Los inversores desempeñan un papel crucial en la promoción de la sostenibilidad ya que, a través de la colaboración con otras partes interesadas y el uso de su poder como accionistas, pueden influir en las empresas para que adopten prácticas más sostenibles y responsables.
El enfoque en la inversión sostenible ha experimentado un crecimiento significativo en los últimos años y el concepto de ESG (criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo) se ha convertido en un componente esencial en la toma de decisiones de inversión.
Sin embargo, y a pesar de los avances en inversión sostenible, aún existen desafíos que deben abordarse, como la falta de estandarización en la medición y la divulgación del desempeño ESG, o la necesidad de una mayor transparencia en las prácticas de inversión.
La inversión sostenible va más allá de simplemente seleccionar activos basados en criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo; más bien, resulta clave un enfoque holístico y de largo plazo para lograr un impacto real y sostenible.
Esto implica evaluar el desempeño de las empresas y de las inversiones en función de cómo abordan los desafíos sociales y medioambientales y cómo estos esfuerzos se alinean con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas.
Podemos vislumbrar tres grandes etapas en la inversión ESG. La primera, 1.0, se basó en la exclusión: esto es, se enfocó en excluir algunos sectores en el diseño de las carteras de aquellos inversores que querían invertir de acuerdo con determinadas creencias.
En los últimos quince años, los factores ESG (gobierno ambiental, social y corporativo) se han vuelto una variable cada vez más clave para los inversores
A partir de 2010, en lo que sería la segunda etapa o inversión ESG 2.0, más que excluir, la estrategia de los inversores y de los asset managers fue buscar empresas innovadoras que tuvieran como objetivo contribuir a un futuro sostenible. Este abordaje se centró en identificar oportunidades de inversión que generaran retornos financieros a la vez que tuvieran un impacto positivo en el medio ambiente y la sociedad.
Pero, aunque ESG 2.0 fue un avance significativo, todavía quedaba margen para mejorar.
En su informe de abril de 2023, Yuko Takano, Senior Investment Manager de Pictet Asset Management, explica que «uno de los puntos débiles de este planteamiento fue el uso de las puntuaciones de sostenibilidad de MSCI o Sustainalytics, porque dichas puntuaciones son retrospectivas y tienen un enfoque limitado. Las compañías tecnológicas, los bancos o las empresas relacionadas con la sanidad obtienen puntuaciones muy altas ya que su impacto medioambiental es mucho menor que el de las empresas industriales o petroleras».
En ese contexto, Takano destaca que en los últimos años los inversores que se volcaron en estas empresas con altas puntuaciones se vieron bien recompensados por los mercados, pero acabaron con unas carteras sostenibles muy orientadas al crecimiento y con una gran proporción de títulos tecnológicos.
Ahora, podemos decir que entramos en la tercera etapa, la inversión ESG 3.0, donde en lugar de considerar los factores ESG como una mera casilla de verificación se busca una conexión más sólida entre la sostenibilidad y el rendimiento financiero.
Así, en esta nueva era, cobran relevancia factores como la utilización de datos y tecnología para mejorar la medición y el análisis de los factores ESG, la adopción de un enfoque más proactivo en la gestión de riesgos ESG y en la búsqueda de oportunidades de inversión con impacto, la implementación de políticas y prácticas de ESG más sólidas y transparentes, y métricas como la de emisiones potenciales evitadas (PAE, por sus siglas en inglés) en lo que a mitigación de cambio climático refiere.
Hoy nos encontramos en un punto de inflexión: estamos entrando en la tercera etapa de la inversión ESG, que invita a los inversores a mirar más allá de las empresas líderes para encontrar oportunidades de inversión en otras
Por tanto, este nuevo enfoque 3.0 permite ver oportunidades de inversión en áreas menos cubiertas históricamente por los analistas e inversores; entre ellas, las empresas en transición hacia un impacto más positivo, o con un mejor comportamiento en materia ESG, y las compañías que empujan la transición sostenible desde el core del negocio porque consideran que brindar soluciones ambientales es un elemento generador de ingresos.
Para identificar estas empresas, algunos analistas como Takano sugieren primero distinguir cuáles son los sectores clave en la transición sostenible: las energías renovables, la movilidad eléctrica, la eficiencia energética, la economía circular y la agricultura sostenible, entre otros.
Oportunidades de inversión
Según destacó Takano en el informe mencionado, pueden encontrarse «muchas oportunidades de inversión en sectores menos solicitados como el industrial y, a veces, el energético y el de utilities, porque sin estas empresas no podríamos realizar realmente esa transición sostenible».
Entre los factores a tener en cuenta, recomienda buscar empresas con balances sólidos y potencial para generar rentabilidades elevadas ya que, como recuerda, volverse sostenible puede requerir mucho capital. Además, sugiere invertir en empresas en las que el impacto medioambiental o social de los productos y servicios se traduzca directamente en mejoras operativas. Y destaca que, a veces, esas oportunidades no son las más obvias.
Como ejemplo, menciona el caso de los vehículos eléctricos. «Aparte de Tesla, la verdad es que no conocemos muchas empresas automovilísticas que fabriquen vehículos eléctricos de forma rentable: o bien tienen una gama de productos diversificada que incluye otros tipos de automóviles, o bien se benefician de subvenciones gubernamentales. Básicamente, estas empresas están sacrificando sus márgenes y rentabilidades para fabricar vehículos eléctricos. Es una situación insostenible a largo plazo que erosionará gradualmente el capital».
Por su lado, Fiorella Wainberg, analista de Investment Solutions en Cohen International Advisors, sostiene que la inclusión de factores ESG en un portfolio tiene diversas ventajas: «En primer lugar, puede ofrecer un rendimiento a largo plazo superior al de una estrategia que no considere estos factores. También, permite mitigar riesgos a largo plazo, como la exposición a empresas que no consideran factores ambientales o sociales en su modelo de negocio. Por último, mejora la calidad en la toma de decisiones, dado que proporciona una visión integral del panorama de inversión, identificando oportunidades y riesgos de una empresa».
Por estas razones, la analista recomienda considerar los factores ESG en la construcción de un portfolio multiactivo.
Fuente: El Economista