Biogás, una alternativa sustentable para satisfacer la demanda eléctrica a bajo costo
En los últimos años, surgió como una de las energías limpias más prometedoras: se origina a partir de desechos agropecuarios y basura urbana. Similar al gas natural por su metano, contiene dióxido de carbono, y se diferencia del gas convencional por su origen.
El biogás se posiciona como una de las principales fuentes de generación de electricidad y calor a bajos costos, con reducción de las emisiones contaminantes de los combustibles fósiles. Además, por medio del uso de energía limpia, propone un modelo circular basado en el aprovechamiento de energías renovables, la reutilización de las materias primas y el reciclaje de desechos.
En los últimos años, una de las energías limpias más prometedoras es el biogás, que se origina de desechos agropecuarios y basura urbana. Este gas, similar al gas natural por su metano, contiene dióxido de carbono y se diferencia del gas convencional por su origen.
SOCIEDAD
Mientras el gas natural es de origen fósil, es decir, se extrae de yacimientos en tierra y de recursos limitados a medida que se consumen, el biogás se obtiene de residuos orgánicos provenientes de un proceso biológico que implica aprovechar la materia orgánica en descomposición; esta alternativa se convierte en lo que se denomina una fuente renovable. Las principales energías renovables en la Argentina son eólica, fotovoltaica, energías y minihidro (hidráulicas de pequeñas capacidades), que representan el 16 % de la energía total, afirma Julio Menéndez, coordinador del Comité de Bioenergías de la Cámara Argentina de Energías Renovables (Cader).
«Las energías limpias son aquellas fuentes energéticas basadas en la utilización del sol, el viento, el agua o la biomasa vegetal o animal (entre otras). Este tipo de energía, a diferencia de los combustibles fósiles, procede de recursos que no se agotan nunca y son sostenibles», agrega Menéndez.
Este tipo de energía se obtiene de residuos orgánicos de distinta índole: «Residuos sólidos urbanos, desperdicios de actividades agropecuarias, de seres humanos y forestales son insertos en una economía circular que tiene como fin transformar aquello que se desecha en una energía de continua renovación», señala el ingeniero químico especializado en biogás Leonardo Género.
También, este tipo de gas puede producirse por medio de tratamientos sólidos urbanos, como explica Marcelo Rosso, gerente de Nuevas Tecnologías y Control Ambiental del Ceamse. «El biogás es una mezcla de gases que surge de la descomposición de los residuos sólidos urbanos como compuestos putrescibles dentro del relleno sanitario», añade.
Por lo tanto, los residuos pueden ser almacenados a través de dos procesos diferentes. «Por descomposición anaeróbica, que se produce cuando sometés desechos agropecuarios a un proceso de biodigestión en plantas industriales, o por descomposición aeróbica, que se lleva adelante en rellenos sanitarios», sostiene Rosso.
Las plantas de biogás están compuestas por cuatro espacios, de acuerdo con cada etapa: el primero de ellos es el de los receptores donde se almacenan los residuos orgánicos antes de transformarlos, señala Género.
La segunda etapa son los biodigestores, donde la materia pasa de estado sólido a gas. «El sustrato se introduce en un espacio a oscuras, sin luz ni oxígeno, que funciona como un recinto cerrado. En paralelo, se mantiene en movimiento (o no) la mezcla para que las bacterias entren en contacto con los residuos. Este proceso libera gases que se purifican y generan biogás», explica.
En la tercera etapa, la mezcla es estabilizada mediante el control y uso de bacterias, y se utiliza para distinto fines, como energía eléctrica, calefacción, o mismo para cocinar. En la última etapa, el gas que se destina para el consumo eléctrico es conducido a los generadores de energía, como turbinas.
Por su parte, en la gestión de residuos urbanos, la materia orgánica debe continuar a una etapa de transición para la captación del gas.
«Los residuos son tapados con nuevos residuos y pasan por el proceso de descomposición anaeróbica –ausencia total de oxígeno–, y producen el gas metano que resulta muy contaminante para la atmósfera».
Rosso advierte que, en el caso de los rellenos sanitarios, este gas alternativo se debe quemar en antorchas de «llama oculta», que son calderas de vapor que generan energía térmica; si no, son asociados a un alternador que produce energía eléctrica. Luego, este gas se sincroniza con una red por tubos, se eleva a media tensión y, mediante un cable enterrado, ingresa la energía al interconectado nacional, explica el referente. Respecto de los usos y beneficios, este gas puede utilizarse para producir electricidad y calor, como combustión de transporte urbano, o incluso puede ser complementario al gas natural cuando es depurado, señala el coordinador de la Cader.
Actualmente, en la Argentina el consumo de gas natural equivale a 43.500 millones de metros cúbicos. La mayor parte se destina a las centrales eléctricas (el 35 %), a la industria (el 32 %) y al consumo residencial (el 21 %), por lo que la implementación de biogás «podría contribuir a la matriz estratégica en complementación al gas natural», sostiene Menéndez.
«Desde la Cámara, hicimos unos ensayos proponiendo un 5 % de inclusión de esta energía al total de la red de gas actual, entendiendo que esta fuente impulsa el desarrollo regional a partir de influyentes desperdiciados, activando un negocio que ahorra emisiones, que aporta impuestos (por comercialización, mantenimiento), trabajo, y a su vez tiene valor competitivo», destaca.
Por ejemplo, si en Córdoba hubiera 36 plantas con una inversión de 240 millones de dólares, se podrían ahorrar en importaciones USD 53 millones y se generarían más de 1500 empleos, según el estudio realizado por la entidad.
«Para este caso, se podrían evitar 180 millones de kilos de dióxido de carbono y un consumo de gas natural de 326 millones de kilos de dióxido, lo que permitiría expandir la capacidad instalada de gas en nuestras redes el 5 o el 10 %, y evitaría muchos costos de importación», recalcó. Sin embargo, aclaró que la complementación del biogás no alteraría la dinámica del negocio del gas, y con la sinergia y tecnología con las que cuenta el país, «resulta excelente para seguir dinamizando ese sector con bajas emisiones».
Fuente: Télam