Cooperativas, un actor central en la distribución eléctrica del Interior
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En ocho provincias acaparan más del 25% del mercado y cumplen un rol central para proveer a pequeñas ciudades donde la ecuación económica no cierra. Sus planes para adaptarse a la transición energética.
Mientras que en las grandes urbes argentinas la relación del usuario con su distribuidora eléctrica se limita al contacto con una operadora o un contestador automático ante la eventualidad de un corte de luz, en lo profundo del país se establece un nexo que excede al mundo energético y adopta un sentido de comunidad que incluye la provisión de otra gran cantidad de servicios que ni los privados ni el Estado quieren realizar. De ahí que, en el mundo de las cooperativas, en vez de usuarios, se habla de socios.
“De no existir estas organizaciones, el servicio solo llegaría con calidad y confiabilidad a los centros poblados, donde la ecuación económica genera resultados positivos”, señalan a este medio desde Calf, una de las mayores cooperativas eléctricas del país que no sólo distribuye energía en la ciudad de Neuquén, sino que también incluye servicios de sepelio.
Con fuerte presencia en pequeñas poblaciones y en áreas rurales, el cooperativismo acapara más del 25% del mercado en ocho provincias y se destaca particularmente en los casos de La Pampa con el 96,25% de la torta, Tierra del Fuego (57,88%), Neuquén (34,43%) y Misiones (34,23%).
En muchos de estos lugares, el pequeño tamaño del mercado o las distancias a las fuentes de energía hacían muy difícil los procesos de inversión, tanto pública como privada, y ese limitante dio paso al surgimiento del modelo cooperativo a partir de la organización de los propios vecinos.
“El movimiento cooperativo y muchas de las distribuidoras provinciales son las que verdaderamente sostienen el Sistema Eléctrico Argentino”, afirma Carlos Ciaponi, presidente de Calf, y hace referencia a las dificultades para montar estaciones y redes al no contar con economías de escala.
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“Con el devenir del tiempo y el crecimiento natural de las redes esos sectores se fueron interconectando, pero dado el éxito del modelo cooperativo, estas redes se convirtieron en distribuidoras y consolidaron sus áreas de concesión expandiendo el modelo”, agrega José Álvarez a EOL, presidente de la Federación Argentina de Cooperativas de Electricidad (FACE).
El desafío de adaptarse a la transición energética
Hoy, la transición energética emerge como un desafío más al que tiene que hacer frente este modelo de distribución eléctrica. Si bien el cambio de paradigma es aceptado por todos los actores de la industria alrededor del mundo, está claro que requiere un fuerte compromiso de inversión que resulta mucho más complejo para los jugadores pequeños y especialmente en Argentina donde las posibilidades de acceso a un financiamiento sostenible son prácticamente nulas.
Con el objetivo de incorporar más energías renovables y equilibrar la relación con el Mercado Eléctrico Mayorista, la cooperativa neuquina lleva adelante el Plan de Sustentabilidad “Calf Verde”, que incluye la construcción de un parque solar de 85 millones de dólares que podrá abastecer a unos 10.000 lotes y la participación accionaria en la represa hidroeléctrica Planicie Banderita.
En línea con estos objetivos, CALF incorporó a su flota vehicular seis móviles 100% eléctricos que son usados por el personal técnico administrativo en su labor cotidiana, instaló una estación de carga los mismos e incluso incorporó paneles solares en sus salas velatorias.
Pero sin lugar a dudas, el eje de mayor potencial para transformar el sistema eléctrico neuquino pasa por la reglamentación de la generación distribuida que permitirá el autoconsumo de energía a partir de la instalación de paneles solares en las casas de los vecinos y la inyección al sistema de los excedentes no consumidos.
Por su parte, desde FACE señalan que participan en la inversión de nuevas fuentes de energía renovable, tanto distribuida como concentrada. Hay experiencias en varias cooperativas con desarrollo de ambas tecnologías, lo cual permitió desarrollar el know how suficiente para replicarlas en el resto del movimiento cooperativo eléctrico.
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Por ejemplo, en la provincia de Santa Fe cuentan con la Cooperativa de Provisión de Obras y Servicios Públicos y Cdto. Ltda. de Armstrong que desarrolló una central fotovoltaica de 250 KW y un proyecto de generación fotovoltaica distribuida en el pueblo donde se instalaron más de 50 clientes que se están autogenerando.
Eficiencia Energética
El plan de incorporación de renovables se complementa en muchas cooperativas con políticas de eficiencia energética para satisfacer las mismas necesidades con un menor consumo eléctrico. En CALF buscan concientizar a los vecinos del uso racional de la energía y están mejorando la eficiencia del sistema de alumbrado público con el recambio de las luminarias existentes por artefactos LED.
FACE también está llevando adelante las primeras experiencias en ahorro de energía y uso racional y, en paralelo, aprovechan su cercanía con los asociados para inculcar la importancia de incorporar electrodomésticos con etiquetado verde.
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Otro de los cambios tecnológicos que se está implementando es la introducción de la medición inteligente en las redes de distribución que calcula el consumo en tiempo real y se lo reporta al cliente para tomar acciones al respecto. “Varias cooperativas del país han iniciado pruebas pilotos en este tipo de tecnologías de medición”, adelantan.
“Estos dos efectos combinados dan lugar a la aparición de un nuevo modelo energético que presenta pérdida del valor de las redes, disminución del grado de monopolio y presiones de cuidado del medioambiente que se deben considerar en los modelos de negocio que tornan sustentable al sector”, aseguran desde FACE.
Fuente: Florencia Borrilli Energía Online