De la falta de infraestructura a las limitaciones de uso: los desafíos de los autos eléctricos en Argentina
En 2022 se patentaron 6450 vehículos electrificados en el país. El país prevé dejar de fabricar vehículos a nafta para el 2041.
Los vehículos conectados, autónomos, compartidos y electrificados representan -en algunas regiones con mayor presencia que en otras-, un sistema de movilidad inminente, aunque no exento de desafíos y complejidades. Según datos de la Asociación de Concesionarios Automotores (Acara), en 2022 se patentaron 6450 vehículos electrificados en la Argentina. El 97% son híbridos y solo el 3% (197 unidades) son eléctricos.
Ante el avance del cambio climático, el mundo puso fechas concretas para transformar la matriz de transporte en uno apoyado en energías renovables. Los estados miembros de la Unión Europea, confirmaron que, a partir del 1 de enero de 2035, quedará prohibida la venta de automóviles nuevos propulsados por motores de combustión interna que emitan gases contaminantes.
En Argentina, el proyecto de Ley de Movilidad Sustentable, impulsado por el exministro de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, establece que “desde el año 2041 no podrán comercializarse vehículos con motor de combustión interna nuevos en el territorio nacional”.
Los desafíos de la electromovilidad
El transporte representa, en la actualidad, cerca del 30% de la energía que se consume en la Argentina. A la hora de pensar en un transporte que se apoye en energía eléctrica, considerar la infraestructura necesaria para que no haya colapsos en el sistema.
“El desarrollo de la red de carga es uno de nuestros mayores desafíos, junto con el fortalecimiento de la infraestructura eléctrica en términos generales. Además, necesitamos migrar hacia una matriz energética más verde, para no trasladar las emisiones de CO2 de los vehículos individuales a las usinas de generación de electricidad”, explicó Diego Prado, director de Asuntos Corporativos de Toyota Argentina en diálogo con TN.
“Es necesario que no solo la industria automotriz y su cadena de valor, sino también las compañías energéticas y el sector público trabajemos juntos para desarrollar las condiciones que nos permitan avanzar en este sentido”, agregó el empresario.
En sintonía, el presidente de la consultora AC&A, Roberto Agosta, agregó que “profundizar la mirada desde la política pública es indispensable. Porque además hay una tendencia muy marcada a la movilidad individual”.
“En la Argentina necesitamos una fecha, planear que en los próximos 10 años tiene que pasar determinada cosa y avanzar en ese camino. Hay que darle una señal al mercado y a la sociedad”, continuó Agosta.
“Vamos a seguir vendiendo vehículos a particulares que quieran tener el auto en el garaje solo para verlo. Pero la mayor parte de la población va a buscar la mejor solución de movilidad para su necesidad de transporte. Si vivo en un centro urbano y trabajo en la semana a dos kilómetros de casa, posiblemente el transporte público constituya la mejor solución”, sumó Diego Prado.
Los tipos de autos híbridos
A un auto se lo llama “híbrido” cuando es impulsado por dos motores que pueden ser de distinta naturaleza: por ejemplo, un motor de combustión interna (generalmente gasolina) y uno de tipo eléctrico. Con esta configuración, el auto puede aprovechar ambas fuentes para obtener energía y moverse de forma económica, sin sacrificar su rendimiento.
Este sistema abrió el camino y la solución híbrida pasó de anecdótica a popular ante la necesidad de actuar frente al cambio climático. En 2022 son pocas las marcas generalistas sin al menos un modelo híbrido en el mercado. Así, la tecnología se desglosa en tres principales sistemas de hibridación, de acuerdo con el Real Automóvil Club de España (RACE):
Híbridos convencionales (HEV), el motor principal es el de combustión y se ayudan de un pequeño motor eléctrico cuya batería se autorecarga mediante un sistema de frenado regenerativo (que convierte la energía cinética en energía eléctrica, a diferencia del sistema normal que la desperdicia).
Híbridos enchufables (PHEV), el motor eléctrico es mayor y la batería tiene capacidad para mover el vehículo por sí sola durante una determinada cantidad de kilómetros (entre 30 y 60, según modelos). Esta se recarga en la red eléctrica, ya sea en puntos de conexión públicos (desde ‘electrolineras’ a instalaciones en centros comerciales u hoteles) o en postes privados en los domicilios de los usuarios.
Una tercera categoría, aunque testimonial en el mercado respecto a las dos anteriores, es la de los híbridos de autonomía extendida: el motor principal es el eléctrico, también enchufable, pero además incorpora un pequeño motor de combustión que funciona como un grupo electrógeno para recargar las baterías y así ampliar la autonomía del vehículo sin recurrir a un punto de recarga.
Fuente: TN