Energía undimotriz: La electricidad que viene del mar ¿llega para quedarse?
Un equipo de investigación de la Universidad Tecnológica Nacional busca promover un nuevo modelo para contribuir a la soberanía energética mediante un moderno dispositivo fabricado en el país y con escaso impacto ambiental.
Mientras varios países avanzan en la generación de energías sustentables para reducir el impacto ambiental, un grupo de docentes y alumnos de distintas especialidades de la ingeniería pertenecientes a la Universidad Tecnológica Nacional –Facultad Regional Buenos Aires– impulsa el desarrollo nacional de la energía undimotriz, que transforma el movimiento de las ondas marinas en electricidad.
La génesis del proyecto se remonta a 2009 cuando Alejandro Haim, por entonces próximo a recibirse de ingeniero mecánico, alternaba sus días entre el estudio y su actividad como guardavidas, que combinaba con la práctica de surf. Su relación permanente con el mar y las olas lo llevó a pensar en el potencial que estas tenían para la generación de una energía limpia y sustentable.
“Lo que yo pensaba muy seguido es que si un barco puede flotar es porque existe un potencial enorme en el mar; de modo que me puse a imaginar en cómo desarrollar un mecanismo que pudiera captar toda esa energía y transformarla”, describió Haim al Suplemento Universidad. A partir de allí, decidió proponer como proyecto final de una materia la creación de una máquina que transformase el movimiento ondular en energía eléctrica.
Una vez recibido, la iniciativa se convirtió en una investigación encabezada junto a Mario Pelissero, docente de la UTN Buenos Aires con más de 30 años de trayectoria. “Como toda idea, lo primero que analizamos fue el potencial posible, y ahí encontramos que existían antecedentes en Gran Bretaña, tras la crisis del petróleo de 1973, de generación de energía a través del mar. Cuando vi los datos sobre lo que se puede lograr con las ondas marítimas quedé impresionado, porque en nuestro territorio contamos con un recurso extraordinario como es el viento, que tiene enorme peso en la generación de la energía undimotriz”, explicó Pelissero.
Conocido en inglés como “wave energy”, en castellano el término “undimotriz” significa “movimiento de las ondas”, y no de las olas, ya que este modelo energético propone la utilización de un dispositivo que transforme el movimiento ondular del mar –el viento cumple un rol clave por su acción sobre la superficie– en un movimiento giratorio continuo que se envía a un generador para producir la energía eléctrica.
En esa línea, los referentes del proyecto, que puede ser consultado en https://undimotriz.frba.utn.edu.ar/, diseñaron un mecanismo que posee dos boyas –cada una pesa alrededor de 10 toneladas– que suben y bajan dos metros, copiando el movimiento de las ondas marinas por un período que va entre los siete y diez segundos.
Esas boyas mueven un brazo de palanca que activa un sistema electromecánico que transforma el movimiento oscilatorio en uno circular uniforme y que va acoplado a un generador eléctrico.
Este sistema de conversión, que ya ha sido patentado, fue testeado a menor escala en el Instituto Nacional del Agua (INA), ubicado en la ciudad bonaerense de Ezeiza, que posee un canal de olas artificiales, prueba necesaria para luego instalar un equipo definitivo con sus proporciones correspondientes en un territorio costero.
Con viento y marea a favor
En esta instancia, aparece una de las grandes dificultades que frenan el desarrollo de la energía undimotriz en el país. “Aún no estamos en condiciones de construir el equipo a gran escala porque no contamos con el financiamiento necesario, no de la Facultad, sino del sector privado o estatal. Al ser la undimotriz tan novedosa no entramos en ningún proyecto, porque cuando se habla de energías renovables se piensa en la eólica o en la solar”, planteó Haim, quien también se desempeña como docente y jefe de Laboratorio de Energías Alternativas en la UTN.
La otra dificultad, según detalló Pelissero a este suplemento, radica en el lugar de instalación del dispositivo: “En primera instancia lo que hemos hablado con autoridades de Mar del Plata y Necochea es poder apoyar la parte eléctrica sobre una escollera, ya que esas zonas tienen puertos con una disposición geográfica muy buena para la captación de la energía undimotriz. Y a futuro colocarla a un kilómetro de la costa con el fin de aprovechar al máximo el recurso de la formación de la onda en toda su extensión”.
Una vez superada la instalación sobre una escollera, la iniciativa apunta a la creación de parques marinos ubicados a distancias medias de la orilla, algo viable en un país que cuenta con más de 5.000 kilómetros de costa. “Con un parque undimotriz que ocupe solo 3 hectáreas de mar se puede abastecer de energía eléctrica a 20 mil habitantes”, subrayó Haim.
Los investigadores destacaron que el proyecto propone una tecnología que no perturba la flora ni la fauna marina durante su funcionamiento, no requiere el uso de combustibles ni genera contaminación sonora.
Por otra parte, además de resaltar que el proyecto ofrece una constancia energética durante todo el año, sin interrupciones y muy predecible, ya que las ondas marinas son constantes, Pelissero ponderó que esta energía “es 10 a 30 veces más densa que la solar y 5 veces más que la eólica”.
Como ejemplos de utilización de la energía undimotriz, Haim mencionó a Estados Unidos, China, España, Reino Unido, Australia y Portugal; Brasil, por su parte, fue el primero en Sudamérica en contar con un aparato a gran escala, mientras que Chile adquirió un dispositivo este año.
La disponibilidad energética de nuestro mar está considerada como una de las mejores del mundo. A raíz de ello, los investigadores remarcaron la importancia de avanzar a fondo en un proyecto estratégico para contribuir a la soberanía energética argentina e impulsar la construcción de los equipos convertidores en nuestro país y así fomentar el trabajo nacional.
Fuente: Universidad Tecnológica Nacional –Facultad Regional Buenos Aires