Es argentino, juntó plata para la película El Padrino, es líder en energía en el Caribe: ¿por qué no compra Edesur?
Rolando González Bunster es hijo de uno de los asesores dilectos durante el primer gobierno de Perón. El negocio energético que construyó y su particular relación con Bill y Hillary Clinton.
Podría decirse que la vida de Rolando González Bunster es de película. Su infancia estuvo rodeada de misterios y temores si se recuerda que su padre, el abogado e industrial Luis González Torrado, acompañó a Perón desde 1946 sin tener cargos en su gobierno.
Y lo siguió en dos exilios cuando fue derrocado por la Libertadora. Uno, en Venezuela en 1956 y luego en República Dominicana, donde finalmente este empresario se afincó con su familia.
En ese momento, González Bunster tenía 10 años y como muchos dominicanos en tiempos del dictador Trujillo, terminó estudiando en la universidad Georgetown en Estados Unidos. Su compañero de banco era Bill Clinton. González Bunster es hoy el director de la Fundación Clinton.
En el país del Norte tuvo muchos trabajos pero lo marcaron a fuego sus aventuras en Paramount. Se dedicaba a recolectar fondos para films como Love Story, El Padrino, de Coppola o el Bebé de Rosemarie, de Polansky. Y a su regreso a Dominicana supo levantar de la nada lo que hoy es un imperio en el negocio de la electricidad en una isla que se nutre del turismo, la pesca, la caña de azúcar, cigarros y el ron.
En ese largo camino tuvo apoyos decisivos, como el del CEO de Seaboard Corporation, Harry Bresky, que le aportó capital. Seaboard es dueña del ingenio Tabacal en la Argentina.
Asi las cosas, su holding Interenergy está valuado en US$ 1.500 millones, tiene ganancias operativas por US$ 200 millones y pertenece en 80% a la familia González Bunster y 20% al fondo Brookshields de Canadá. Cuenta con 700 empleados y dispone de US$ 1.000 millones para invertir en energías renovables. Son socios de la estadounidense AES en múltiples proyectos.
Cuenta la leyenda que González Bunster se inició en el negocio eléctrico a pedido del presidente Balaguer en 1987, cuando enfrentaba la falta de un suministro eléctrico confiable.
Días después de aquella conversación, en un tren, mientras viajaba en EE.UU. hacia Greenwich, Connecticut, “se sentó frente a mí un hombre que abrió un mapa de República Dominicana. Era el CEO de los equipos de Wärtsilä Diesel. Trece meses después firmamos el primer contrato privado de venta de energía al Gobierno dominicano”. Los equipos siguen siendo Wärtsilä.
Fuera de la República Dominicana, desarrolló en Panamá el proyecto eólico más grande de la región. Lo bautizó Laudato Si en honor al Papa. En Chile adquirió un parque eólico y un parque solar.
El corazón del holding es Cepm, la compañía que cambió la industria hotelera en Dominicana ya que les provee de energía. Ahora van en camino a generar en un 100% a partir de lo solar, biomasa y eólica.
También contabiliza negocios en gas. Posee la firma Activa para ofrecer internet. Y en un país que recibe turismo con demanda de cuidado de medio ambiente puso proa a las energías limpias de manera muy abarcativa, desde la generación a los cambios por vehículos eléctricos. De esta manera nació su controlada Evergo para la carga de los vehículos eléctricos que crecen en Dominicana a ritmo exponencial.
En lo que parece un surtidor inteligente, la carga se puede completar en 30 minutos. Esa red acaba de desembarcar en México. Y están montando electrolineras, estaciones de servicio para la carga eléctrica.
En cuanto a la distribución eléctrica, la ofrece a 55 mil habitaciones de hoteles con escasísimas interrupciones en un país habituado a cortes de luz frecuentes y prolongados. Y desarrolló el modelo de prepago de la energía a través de una app: lo utiliza el 70% de los usuarios para tarifas que implican el 10% del salario promedio.
Cuando está en Dominicana, González Bunster vive en el exclusivo Casa de Campo sobre las paradisíacas playas del Caribe y tiene como vecino a Bloomberg, además de recibir seguido al matrimonio Clinton. Los domingos lo dedica a sus dos pasatiempos preferidos, el golf y completar los crucigramas del New York Times.
Pero sigue supervisando sus negocios que se expanden por Centro América, Chile, Uruguay y Paraguay. Es de los que trabajan sin tener escritorio.
De acuerdo con la revista Forbes posee una de las mayores fortunas del Caribe con US$ 670 millones. Y lo llaman Don Rolando como los pobladores de Saona, al sur del país, que fueron a recibirlo después que instalara dos parques de energía solar y llevara la luz a esa isla, la misma que tocó Colón en 1492 cuando llegó a América y que no conocía la electricidad.
González Bunster cuenta que analizó Edenor antes de que pasara a manos de Manzano y Vila.
-¿Le interesa comprar Edesur?, se le preguntó.
-Soy economista, puedo mirar números pero no sé leer un balance argentino. Es imposible. Tampoco cuento con un socio estratégico, mis inversores no me dejan ir a Argentina. Conseguir fondos para Panamá por ejemplo nos resultó fácil. Tiene el dólar como moneda. En la Argentina el cepo es el default. Compraría Edesur si se puede proyectar hacia el futuro, pero de qué vale si te congelan si te dan el dólar a peso oficial y no se sabe si se puede sacar el dinero. El problema más serio es cómo se reconoce al accionista en una inversión de esas características. El negocio no se puede encarar cuando no existe la remuneración a la inversión.
-¿Con una guerra en Ucrania que no termina, qué espera en el negocio energético?
-El mundo está muy convulsionado, la pandemia generó una disrupción en la cadena de suministro, encareció fletes, hay escasez de gas. EE.UU. que aportaba el gas en Centro América lo envía a Europa que se rige con el precio holandés y logran márgenes increíbles. Por eso me interesa la posibilidad de importar gas licuado desde Argentina.
-¿Cómo lo haría?
-Argentina tiene el segundo recurso de gas y petróleo del mundo, y está construyendo el gasoducto. Si pudiera, mandaría a construir ya un tanquero para convertir a gas natural licuado el gas que viene de Vaca Muerta eso es factible. Es una inversión de US$ 600 millones y habría que invertir en un depósito en el puerto. Claro que YPF me tendría que entregar el gas. Estuvo el presidente de Dominicana con el ministro Massa por este tema. Y Massa lo invitó a concretar la inversión.
-¿Hacia dónde va su empresa de energía?
-Empezamos como una generadora, luego distribuidora, luego ampliamos nuestra zona de distribución, pero el negocio eléctrico no termina en lo que ya tenemos. Vamos al 100% de energía limpia que significa también la transformación de la movilidad, de los autos, motos, transporte. Y lo hacemos con el foco en el medio ambiente. Además es negocio porque el margen de utilidad se amplía cuando se abandona el diésel o el gasoil y se alimenta con la energía del sol o del viento.
Fuente: Clarín