Hace 130 años era el transporte más popular de la ciudad. Historia, testimonios y huellas del tranvía, que hoy busca resurgir del olvido.
Hubo un tiempo de tranvía. Hace 130 años, las personas no se manejaban en auto ni en colectivo para ir de un lugar a otro. En su proyección como ciudad cosmopolita, La Plata fue la ciudad pionera en América Latina en avanzar con la propulsión eléctrica en el transporte tranviario. En efecto, fue en 1892 que se tendió sobre la avenida 7 una estructura anexada a la red de alumbrado, la cual iba desde 45 a 50 en una prueba que fue totalmente exitosa y puso a la capital bonaerense a la vanguardia en materia de transporte público de pasajeros.
El antecedente a nivel internacional había sido tan sólo un año antes. Corría 1891 y en Berlín cuando a instancias del alemán Ernst Werner von Siemens se puso en circulación el primer tranvía eléctrico del mundo. En el país fue la Capital Federal la que avanzó, recién en 1897, con la puesta en marcha de un servicio de ese tipo.
Fue exactamente el 9 de noviembre de 1892, a poco que la ciudad cumpliera sus primeros diez años de vida, que tuvo lugar la prueba del primer tranvía eléctrico. “La Plata tuvo el primer tranvía porque, a su vez, fue la primera ciudad en tener energía eléctrica de América Latina. Inicialmente empezó en CABA, pero hubo un inconveniente”, explica Patricia Arnera, directora del Instituto de Investigaciones Tecnológicas para Redes y Equipos Eléctricos (IITREE) dependiente de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).
En efecto, la corriente eléctrica para la urbe en ciernes fue un avance propuesto por el gobernador Dardo Rocha para poder contar con alumbrado público. Rocha invitó a la firma norteamericana Brush Electric Co. directo desde Cleveland junto con su representante Walter Cassels, quien, en el viaje experimental, condujo el tranvía repleto de funcionarios, legisladores e invitados especiales.
Los primeros tranvías habían empezado a circular en La Plata en 1884. Impulsados a vapor, pertenecían a la empresa Landín & Veiga y, además del transporte de personas, llevaban mercancías a fin de facilitar la construcción de la ciudad. Por ello, su recorrido pasaba por varios organismos públicos y empresas privadas involucradas en la obra y también por los barrios obreros.
En 1885 Manuel Giménez inauguró una empresa de tranvías a tracción a sangre que llegó a tener 254 caballos, 80 peones, 55 agentes administrativos y una afluencia de alrededor 30.000 pasajeros. Con un total de 20 kilómetros de vías y estaciones centrales en La Plata, Ensenada y Tolosa, la empresa contaba con un recorrido que unía las plazas Italia-Moreno-San Martín para luego dividirse en dos ramales: uno, tomando la 52, atravesaba el Paseo del Bosque donde llegaba hasta El Dique, y el otro cumplía el trazado extendiéndose a 1 y 44 donde retornaba hacia la estación del Ferrocarril Provincial, actual Pasaje Dardo Rocha, por diagonal 80.
Aquella primera prueba de Cassels no dio resultados inmediatos. Entre otras cosas porque las chispas que hacía el trole y el chirrido de las ruedas generaban temor en la gente que, incluso, temía resultar electrocutada. Los tranvías a caballo continuaron funcionando hasta 1910.
Entre los protagonistas de la edad de oro del tranvía eléctrico en La Plata estaban las firmas “La Nacional” de Juan Tetamantti y «The La Plata Electric Tramway Co. Ltd.», a la que todos llamaban “La Inglesa” por el origen de sus capitales. Fue en 1907 que “La Inglesa” inició los trámites para reorganizar integralmente su servicio y proceder a electrificarlo. Así se inició la instalación del nuevo sistema, que fue inaugurado el 1° de enero de 1910 poniendo en la calle sus vagones característicos color marfil que con los años viraron al amarillo. Llegó a tener 10 líneas y para 1935 servía una red de 70 kilómetros con 60 frecuencias diarias y 12.770.000 pasajeros transportados al año.
En tanto, “La Nacional” tendió rieles en 61 kilómetros y llegó a contar con 58 coches y, cuando inició su servicio eléctrico el 27 de julio de 1910, adquirió 10 nuevos coches marca J.G. Brill Co., fabricados en Pensilvania. Las unidades eran color verde con techo blanco y tenía su estación central en 20 entre 49 y 50, donde hoy funciona Control Urbano. En sus mejores años llegó a transportar 16.500.000 pasajeros por año.
Fuente: Ramiro Ciampa 0221