La encrucijada de las represas que tiene por delante Rodolfo Suarez
El Gobierno tiene paralizados los dólares que iban a ser destinados a Portezuelo del Viento. Mientras, analizan otros diques y «reapareció» el interés por Los Blancos, una obra «maldita» y anunciada innumerable cantidad de veces.
Mendoza está en una situación de incertidumbre ambiental: en medio de uno de los períodos de sequía más extensos de los que se tengan memoria, con pronósticos a largo plazo que van en el mismo camino y la necesidad de generar una gestión de los recursos que se adecúe a esa nueva realidad. Pero la misma tensión existe a nivel político, pues el gobernador Rodolfo Suarez también está en una encrucijada relacionada con las obras para regular y aprovechar el agua; en particular los diques proyectados sobre algunos de los ríos de la provincia. Portezuelo del Viento, El Baqueano, Uspallata y ahora, nuevamente, Los Blancos. Todos proyectos, algunos ya caídos y otros en estudio. Pero ninguno concretado.
Con Portezuelo del Viento fuera de la agenda nacional, en el Gobierno buscan alternativas para invertir en obras de regulación de ríos y generación de energía. Suarez ya había priorizado El Baqueano, en el Sur, y Uspallata, en el río Mendoza. Ambas están en etapas muy preliminares y tienen como ventaja que no haría falta ninguna autorización presidencial extra para destinar los recursos que la provincia tiene ahorrados. En la cabeza del Gobernador, así como en la de los intendentes, hay otra idea: que Alberto Fernández autorice a usar los recursos en obras más diversas.
Para tratar de avanzar, se adjudicaron los estudios preliminares para El Baqueano y Uspallata, ambas obras con un presupuesto estimado de 500 millones de dólares. La semana pasada en el cuarto piso de Casa de Gobierno volvió a la mesa de análisis una obra que se transformó casi en leyenda por la cantidad de veces que se anunció sin que se pusiera un peso y que, además, saca a flote protagonistas que incomodan. Se trata de la represa Los Blancos, pensada en el Río Tunuyán.
Para muchos es una obra que incomoda: el primer convenio lo firmó José López -preso por corrupción-, luego de un llamado a empresas interesadas, la que más cerca estuvo de ser adjudicada era la brasileña OAS; que fue la empresa más involucrada en la trama de corrupción del Lava Jato en Brasil y todos los anuncios tienen la palabra hablada de Cristina Fernández de Kirchner y hay convenios firmados por Axel Kicillof, que era ministro de Economía.
Rodolfo Suarez recibió a los empresarios brasileños que heredaron el proyecto porque compraron OAS. Hubo promesas que, a esta altura, son tomadas con pinzas. Entre ellas que habría financiamiento propio. Los Blancos nunca tuvo proyecto ejecutivo en realidad. Lo que hay es un anteproyecto realizado por Agua y Energía que constaba de la realización de dos represas, ambas chicas. Cuando se hizo el concurso, las empresas debían elaborar el proyecto ejecutivo y también tener financiamiento, misión compartida con la Nación. De hecho, Mendoza firmó un acuerdo con la Nación (allí aparece la estampa de Kicillof) para tener acceso a un crédito para complementar la inversión privada.
LAS OFERTAS QUE HUBO PARA HACER LOS BLANCOS.
A pesar de la cantidad de anuncios, no hubo concreción y sí polémicas. OAS se presentó con la mendocina Cartellone, quienes habían quedado priorizadas. Esa licitación terminó con demandas de la empresa IECSA, por entonces aún en manos de Calcaterra, porque su oferta había sido desestimada. El otro oferente había sido IMPSA, en manos de Pescarmona por entonces.
La visita de los empresarios brasileños detonó algunos mecanismos internos en el Gobierno. Primero, para evaluar si «había algo». Alfredo Cornejo ya le había bajado el pulgar cuando era gobernador a la idea de que la empresa brasileña retomara el proyecto. Pero hay problemas de viabilidad: aún no están hechos los estudios ambientales y, lo más importante para ese negocio, la factibilidad económica. La inversión necesaria para hacer los dos diques es alta. Y la rentabilidad está en dudas por el volumen de agua que el río puede traer a futuro y la cantidad y precios de la energía que se producirá para vender. Los especialistas consultados por MDZ relativizan que pueda ser realmente atractivo el emprendimiento. «Son centrales chicas, de alto costo y con una factibilidad económica dudosa», explicaron.
Los brasileños aseguran tener financiamiento propio. El plan original que tenían, que era a través de un banco de ese país, se cayó justamente por la corrupción que se había descubierto en esa empresa. El Estado argentino se había comprometido a aportar lo que faltara. El contexto no ayuda a que eso ocurra. Los desconfiados piensan en que los 1023 millones de dólares que tendrá Mendoza disponibles pueden ser una tentación para que una parte sea destinada a Los Blancos. Esa idea por ahora está descartada.
Fuente: Mdzol