La otra cara de la sequía: la fotovoltaica genera electricidad a niveles históricos
En lo que va de mayo, la producción combinada de las fuentes solares es superior a la de la nuclear o la eólica
Aunque las consecuencias de la sequía en la que lleva sumida España hace meses amenazan el ecosistema y hasta el modelo económico del país, al menos sus causas -parte de ellas- han servido de empujón para el sistema eléctrico español, que nunca había generado tanta electricidad de origen fotovoltaico. Altas temperaturas, cielos despejados y muchas horas de sol han hecho que en las últimas semanas el gas haya perdido protagonismo en el mix incluso cuando también ha bajado la producción eólica.
En los primeros días de mayo, la producción eléctrica de la energía solar fotovoltaica alcanza el 20,2% del total, según los datos de Red Eléctrica. Se trata exactamente el mismo porcentaje que la eólica (su generación total es 1 MWh superior) y algo más que la nuclear (18,1% en lo que va de mes) y los ciclos combinados de gas (15,8%). Incluso la solar térmica, que suele rondar el entorno del 1,8% de la generación, se disparó y produjo hasta el 4,2% de la electricidad en días concretos. En lo que va de mayo lleva un 3,3%.
Ésta está siendo la tendencia desde hace tiempo: el abril más cálido y seco desde que hay registros fue el mes de mayor producción fotovoltaica del último año, con un 16,9% del total (3,56 TWh). Esto hace que el ‘sol’ se sitúe como la tercera fuente, por encima del ciclo combinado, y prácticamente en el 20% del total si se suma la producción termosolar.
En opinión de José Donoso, director general de Unión Española Fotovoltaica (UNEF), se juntan dos elementos. Por un lado, «la evolución lógica del incremento de la potencia instalada de acuerdo a los objetivos del PNIEC». Es decir, cada vez hay más paneles, «incluido también el autoconsumo, que tiene un efecto, que no figura en las estadísticas, de reducción de la demanda». Por otro, estos meses «atípicos». «Eso de ‘abril, aguas mil’ parece que con el cambio climático ha pasado la historia», lamenta el directivo. Así, considera la tendencia será que esto sea cada vez más habitual: «Cada vez vamos a meter más potencia y, por otra parte, desafortunadamente por la emergencia climática, vamos a unas condiciones atmosféricas más favorables para energía solar».
Además, a diferencia de otros momentos (el pasado verano, sin ir más lejos), la caída de la eólica en unos meses de poco viento no se ha suplido con un mayor protagonismo de las centrales de ciclo combinado, cuya producción fue moderada. Aunque la generación de distintas tecnologías no es completamente extrapolable, es un hecho que de los 7,7 puntos que dejaron de sumar los aerogeneradores entre marzo y lo que va de mayo, el gas como mucho habría asumido 2,8 puntos, pues pasó de suponer el 13% al 15,8%. Mientras, la fotovoltaica subió del 13% al mencionado 20,2%.
Con el mayor protagonismo de la solar se da un fenómeno conocido como curva de pato, por la forma que toma la gráfica del precio de la luz en el mercado. En las horas de mayor producción fotovoltaica -las centrales del día-, se llega a desplomar por la gran aportación solar y una demanda doméstica algo menor. Sin embargo, la caída del sol también coincide con el momento en el que más gente está en casa y, por tanto, sube su consumo eléctrico, que vuelve a bajar al llegar la noche. Durante el miércoles, por ejemplo, la electricidad tendrá su precio más barato, 45,21 euros/MWh, a las 16:00 y las 17:00, mientras que los máximos se marcarán entre las 21:00 y las 00:00.
De hecho, uno de los retos del sistema eléctrico es encontrar una forma eficiente de almacenar la electricidad producida por fuentes renovables intermitentes para que pueda utilizarse en los momentos en los que ya no hay sol o no sopla el viento. De momento, las baterías o el hidrógeno se erigen como las alternativas más viables para cortos periodos de tiempo, aunque aún están muy lejos de adoptarse a gran escala. El bombeo, por su parte, es la solución de almacenamiento estacional y de gran capacidad. «Necesitamos almacenamiento y necesitamos hidrógeno para poder extender esas horas del día de sol más allá con energía almacenada», ilustra el directivo.
«La energía fotovoltaica nos da una ventaja competitiva con los países del norte», celebra Donoso. La misma planta instalada en Alemania y en España tiene más horas de sol en el sur de Europa. «Esto quiere decir que precio por kilovatio hora de una planta en España es la mitad que una de Alemania», explica, lo que genera «una ventaja competitiva para atraer inversiones industriales». «Esto es lo que hay que explotar».