La situación y perspectivas de las energías renovables
Un informe señala que las energías renovables han demostrado una gran capacidad para la transición energética que requiere el país y que su nivel de competitividad ofrece una solución para construir una nueva matriz energética nacional que cumpla con los objetivos de seguridad, equidad y mitigación climática.
Entre sus conclusiones propone la necesidad de desarrollar un plan integral federal de largo plazo, impulsar la industria nacional y facilitar el financiamiento para el crecimiento del sector y la generación de empleo.
La Cámara Argentina de Energías Renovables (CADER) y KPMG Argentina presentaron el informe “Energía Renovables en Argentina. Desafíos y oportunidades en el contexto de la transición energética global”.
El documento cuenta con el apoyo institucional de la Embajada Británica en Buenos Aires y entre otras definiciones señala en su introducción que “en medio de la crisis pandémica del Covid-19, Argentina se enfrenta al desafío de avanzar aceleradamente en la transición energética impulsada por el cambio climático a nivel global. De esta manera, el país necesita llevar a cabo una transformación de su sector energético que posibilite articular crecimiento económico, inclusión social y cuidado medioambiental, de acuerdo con los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030”.
El estudio de más de 120 páginas desarrolla las siguientes temáticas:
La transición energética: aborda el proceso de descarbonización de la economía mundial impulsado por el cambio climático, la concertación internacional lograda en el Acuerdo de París en 2015 y el aumento del compromiso de reducción de emisiones de Argentina en su segunda contribución nacional. Asimismo, la necesidad de un plan nacional de largo plazo que brinde una hoja de ruta para la transición energética del país en cumplimiento con los objetivos nacionales y los compromisos asumidos ante la comunidad internacional. En este sentido, resalta la gran expectativa mundial por la Conferencia de las Partes (COP26) a realizarse en Glasgow a fin de año, donde Argentina deberá presentar su estrategia de desarrollo a largo plazo con bajas emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
Competitividad de las Energías Renovables: describe la mejora de costos alcanzada por las tecnologías renovables que las convirtieron en una alternativa competitiva para la descarbonización de la matriz energética nacional. Se desarrolla el problema de la internalización de los costos externos de las tecnologías fósiles por emisiones GEI y la consideración de las externalidades positivas de las bioenergías, en particular, aquéllas relacionadas con los beneficios brindados mediante la gestión de residuos que posibilitan un modelo de economía circular.
Revisión de casos Latinoamericanos: realiza una reseña de los modelos de desarrollo del sector de energías renovables en Brasil y Chile como puntos de referencia válidos para el país. Se analizan los aspectos regulatorios, fiscales y contextuales, así como los avances registrados en la integración de energías renovables a sus matrices energéticas nacionales. Además, se evalúa el impacto en términos de atracción de inversiones, desarrollo de la industria local y generación de empleo.
Estado de las Energías Renovables en Argentina: se centra en los regímenes de fomento de las energías renovables y de la generación distribuida en el país. Se analizan los objetivos de consumo eléctrico de fuentes renovables de la Ley 27.191, la diversificación de la matriz eléctrica nacional, los incentivos fiscales y la estructuración de garantías para la inversión, tanto en el marco del programa de subastas públicas (RENOVAR) como en el mercado a término de energías renovables (MATER).
Por su parte, se aborda el sistema nacional de generación distribuida de la Ley 27.424 y la adhesión de las provincias, así como los incentivos fiscales, el mecanismo de financiamiento y el fomento a la industria nacional. Finalmente, se presenta el proyecto para la promoción de biomasa y el proyecto para la promoción de energías renovables en zonas rurales que completan el panorama normativo del sector de energías renovables en el país.
Desafíos: plantea los obstáculos y desafíos que enfrenta el sector nacional en términos de precios relativos de la economía, acceso al financiamiento y restricción de la capacidad de transporte del sistema argentino de interconexión.
Oportunidades y riesgos: describe el potencial que ofrece la explotación de los recursos renovables para el país: atracción de inversiones, desarrollo de la industria nacional, creación de empleo de calidad, sustitución de importaciones de hidrocarburos, y ahorro de subsidios a la electricidad. Asimismo, se analizan los riesgos de una transición energética desordenada en términos de inversiones hundidas que no puedan ser amortizadas y barreras paraarancelarias a las exportaciones del país.
Para la Embajadora Británica en la Argentina, Kirsty Hayes, “la transición mundial hacia la energía limpia debe avanzar al menos cuatro veces más rápido que en la actualidad para alcanzar los objetivos de cero emisiones netas. Sólo trabajando juntos a nivel internacional podremos acelerar la transición hacia una economía de cero emisiones netas al ritmo necesario. Con una colaboración centrada en los gobiernos, las empresas y la sociedad civil, podemos lograr un progreso real en los sectores que más emiten: la energía, el transporte por carretera y el uso del suelo.”
Sobre la región, la diplomática sostuvo que “este cambio representa una enorme oportunidad económica para América Latina y el Caribe. La adopción de patrones de producción y consumo más verdes podría generar 15 millones de empleos netos en la región para 2030. Además, la ampliación de la capacidad energética para satisfacer el aumento de la demanda es mucho más barata en una matriz energética totalmente renovable que en una basada en gran medida en los combustibles fósiles, lo que podría suponer un ahorro de 283.000 millones de dólares para 2050.”
Por su parte Juan Manuel Alfonsín, Director Ejecutivo de CADER, expresó que “las empresas y los consumidores demandan fervientemente energía de fuentes renovables. Ello está alimentando un círculo virtuoso de innovación, desarrollo y, muy especialmente, de creación de empleo. Latinoamérica no es la excepción, y si bien países como Brasil y Chile han tomado la vanguardia, Argentina tiene un potencial inmejorable para convertirse en una potencia de energía renovable”.
“Como Cámara, queremos colaborar con el país para hacer realidad tanto el objetivo que hemos asumido con nuestra ley como los compromisos que hemos asumido ante el Acuerdo de París. Hemos seleccionado a KPMG, una de las consultoras más prestigiosas a nivel global, para estudiar, analizar y proponer un marco que contribuya tanto para guiar a la Argentina en este desafío como para poder maximizar las oportunidades de creación de empleo”.
Fernando Faría, Socio Líder de Infraestructura para Latinoamérica y Vice Global de KPMG IMPACT, opinó sobre el impacto de la tecnología en el sector. “En los últimos años se han registrado grandes avances en energías renovables que han resultado en mayores factores de capacidad y una marcada tendencia a la baja en los costos. Las mejoras tecnológicas han sido clave en este proceso y una gran variedad de diseños ya han logrado ser competitivos o están cerca de serlo. El proceso de transformación que se está registrando en el panorama global se está haciendo sentir en los distintos países y regiones del mundo más allá de sus características propias como la disponibilidad de recursos energéticos, la orientación al comercio exterior y las políticas nacionales. Latinoamérica es una región con gran potencial en energías renovables, principalmente debido a la dotación de recursos que le brinda grandes oportunidades para ser la primera región neutral de carbono y convertirse en exportador líder de energías limpias. Varios países de la región están avanzando en esta dirección”. Y agregó luego:” El presente informe intenta ser un espacio para la reflexión sobre los desafíos y las oportunidades que tiene Argentina en el desarrollo de las energías renovables en el actual contexto global de transformación hacia una economía sostenible”.
Diego Calvetti, Socio líder de Energía y Recursos Naturales de KPMG Argentina, coincidió con el aporte que hace el documento al futuro de la actividad. “En estos últimos años, Argentina ha demostrado su capacidad para el desarrollo de las energías renovables a partir de una industria local que se fue adaptando a las necesidades legales y de mercado. Todavía queda mucho por hacer, pero el país ha logrado establecer las bases indispensables para cumplir con el objetivo de ir aumentando la oferta de esta fuente de energía en la matriz energética nacional”, agregó.
Por último, Ramiro Isaac, Director de Finanzas Corporativas de KPMG Argentina, remarcó la necesidad de restablecer los equilibrios macroeconómicos que permitan aprovechar las múltiples fuentes de financiamiento mundial dirigidas a proyectos renovables. “En la medida que Argentina sea capaz de ofrecer seguridad jurídica y reglas estables para la inversión, el país podrá aprovechar el creciente flujo de inversiones disponible en el mundo para el sector de energías renovables en el marco de la tendencia global hacia las “finanzas sostenibles”, señaló.
Principales conclusiones
Transición energética global. La aceleración de la transición energética observada en los países centrales está ejerciendo creciente presión sobre los países en desarrollo, entre los que se encuentra Argentina, cuyas emisiones de GEI per cápita (8,4 tCO2e) son 15% más altas que el promedio de los países del G20 (7,3 tCO2e).
Cuota de consumo renovable. El horizonte de los objetivos de la Ley 27.191 debería ser extendido a una cuota del 30% a 2030 a fin de asegurar un sendero de transición en cumplimiento con el Acuerdo de París. Esto sería especialmente relevante para dar señales de largo plazo para la toma de decisiones de inversión en el sector.
Costos. Las energías renovables mejoraron su competitividad de forma acelerada en los últimos 10 años gracias a la notable reducción de sus costos de inversión. Si se consideran los costos de inversión necesarios para neutralizar el impacto climático de las tecnologías, las energías renovables pueden alcanzar costos nivelados de electricidad relativos más bajos. Aunque las estimaciones son inciertas, los costos de los daños provocados por las emisiones de GEI en la infraestructura económica y social podrían exceder los US $100/tCO2 a 2050.
Industria nacional. El país tiene una base de capacidad industrial instalada que le otorga el potencial necesario para desarrollar segmentos de fabricación de partes, ensamblado y prestación de servicios para las distintas tecnologías renovables durante todo su ciclo de vida, incluyendo los servicios de operación y mantenimiento. La participación de insumos producidos por la industria nacional sumado a la mano de obra local en proyectos solares fotovoltaicos de baja y mediana escala puede significar cerca del 65% de la estructura de costos. En proyectos bioenergéticos, los proveedores de origen nacional pueden significar hasta el 80% de la estructura de costos totales.
Empleo de calidad. En Argentina, se crearon alrededor de 17.500 puestos de trabajo directos en energías renovables en el país a partir de la implementación del régimen de fomento de la Ley 27.191. Asimismo, la generación distribuida establecida por la Ley 27.424 tiene un alto potencial de empleo asociado a proyectos de pequeña y mediana escala en todas las provincias.
Autoabastecimiento. La incorporación de energías renovables a la matriz eléctrica contribuye a asegurar el autoabastecimiento energético ante escenarios de baja producción local de gas natural, o bien la maximización de exportaciones energéticas en caso de que el desarrollo del gas natural se acelere en el país. En el pico de demanda invernal de julio de 2020, se registró un 38% menos de disponibilidad de gas natural para generación térmica que en el mismo mes del año anterior.
Balanza comercial. Las energías renovables representan una oportunidad para mejorar la balanza energética del país a mediano plazo. Incluso, considerando la salida de divisas inicial por la importación de equipamiento para la instalación de capacidad renovable en país, existe una sobrecompensación de ingresos de divisas a mediano plazo por ahorro de importaciones o aumento de exportaciones de hidrocarburos. Estimaciones indican que el punto de recupero de divisas puede encontrarse entre 4 y 7 años desde la inversión en proyectos con una vida útil mínima de 20 años.
Biometano. El aprovechamiento del potencial del biometano como sustituto de los combustibles fósiles importados requiere de un marco regulatorio apropiado. Argentina debe fomentar la producción de biometano como sustituto perfecto del gas natural de origen fósil vía gasoductos o Bio-GNL y como reemplazo del gas oil en el transporte público en la forma de Bio-GNC.
Generación distribuida. El desarrollo de la generación distribuida es incipiente en el país y necesita acelerarse para cumplir el objetivo de 1 GW a 2030. La autogeneración en hogares y empresas es un vector clave para la incorporación de fuentes renovables a la matriz energética nacional. Es fundamental que el sistema eléctrico tienda hacia condiciones de paridad de red, así como también activar mecanismos de financiamiento (e.g. FODIS) que incentiven la adopción del sistema. Actualmente, existen poco más de 500 instalaciones conectadas a la red por 5 MW.
Restricción de transporte. Las limitaciones de la red de transporte son el principal desafío a corto plazo para aumentar la participación de las energías renovables en el sistema. La infraestructura de transporte actual sólo permite llegar hasta algo más de 12% de la demanda con fuentes renovables, muy por debajo del objetivo de consumo del 20% establecido por la Ley 27.191 para 2025.
Equilibrios macroeconómicos: Argentina necesita que las tarifas eléctricas estén basadas en un esquema eficiente de subsidios segmentados que respeten la equidad y eviten errores de inclusión o exclusión de manera que existan los incentivos necesarios para el consumo racional de la energía eléctrica, mejorando la competitividad sistémica de la economía nacional. A fines de 2020, la cobertura de costos medios del sistema eléctrico ya se ubicaba en el orden del 50% (CAMMESA, 2020), implicando una asignación presupuestaria superior a USD 4.500 millones en 2020, un 59% superior al año anterior.
El acceso al financiamiento es una barrera principal al crecimiento de las energías renovables de gran escala y del sistema de generación distribuida. Argentina sólo ha recibido el 5% del volumen de inversiones realizadas en Latinoamérica entre 2008 y 2019. Teniendo en cuenta su peso relativo en la región, en términos de producto bruto y población, los niveles de inversión deberían ser significativamente mayores. Argentina debe restablecer sus equilibrios macroeconómicos para que los proyectos renovables puedan acceder a las fuentes de fondos actualmente disponibles en el mundo para financiar activos renovables, tales como préstamos climáticos y bonos verdes.
Banca de desarrollo nacional. La relación créditos al sector privado sobre el PBI se ubica en 12,6%, siendo muy inferior al promedio de los países latinoamericanos que alcanza niveles en torno al 50% sobre el PBI. El BICE puede ser un instrumento de segundo piso determinante para mejorar la inclusión financiera y la asignación de recursos a proyectos sustentables en el país. Asimismo, la banca pública a través el Banco Nación y los bancos provinciales tienen un rol importante en la oferta de instrumentos accesibles a las Pymes.
Integración eléctrica regional. Se necesita establecer acuerdos bilaterales o regionales para avanzar en una integración con los sistemas eléctricos de los países limítrofes, especialmente Brasil, para apalancar la complementariedad de los recursos renovables de la región a través de la diversificación geográfica y la agregación de husos horarios.
Plan estratégico de transición energética a 2030. El país necesita un plan federal de largo plazo que indique la hoja de ruta para la transición energética hacia una matriz renovable y limpia, integrando el plan de inversiones requeridas para la expansión de la red de transporte. El proceso de planificación integral de largo plazo debe articular los esfuerzos del sector público y el sector privado en un ámbito federal, asegurando que el plan se traduzca en la acción necesaria para alcanzar los objetivos de la matriz energética nacional y cumplir con los compromisos internacionales asumidos por el país.
Fuente: Mercado