Manejo racional de recursos hídricos, una oportunidad
Central Hidroeléctrica El Chocón, sobre el Río Limay, entre las provincias de Neuquén y Río Negro. La modernización y actualización del parque hidroeléctrico existente es imprescindible.
Con el objetivo de concienciar a la sociedad sobre la importancia de proteger al planeta y sus recursos naturales, cada 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medioambiente.
El agua es un recurso estratégico indispensable para nuestro desarrollo y su uso racional debiera ser tratado como una cuestión de Estado. Dependemos de ella para sobrevivir y desarrollarnos.
Este recurso está siendo afectado por el cambio climático. Las temperaturas están aumentando, los glaciares se derriten, se acidifican los océanos, aumenta el nivel del mar, se inundan zonas con reservas de agua potable y los fenómenos extremos como las sequías o las aguas torrenciales se intensifican.
Pero la agresión antrópica a este recurso no se agota en no poder limitar la emisión de GEI; incluye también su desaprovechamiento y el mal manejo. En este sentido, la adaptación efectiva al cambio climático pasa por una gestión de los recursos hídricos que permita desarrollar la resiliencia climática.
Los seres humanos utilizamos el agua de acuerdo a nuestras necesidades y en su uso introducimos cambios en los ciclos hidrológicos que afectan tanto la disponibilidad como la calidad. La gestión eficaz de los recursos hídricos no es exclusivamente un problema de carácter ingenieril o técnico; requiere de un enfoque integrado que concilie el desarrollo económico y social sin comprometer la sustentabilidad del ecosistema natural.
El año próximo finalizarán las concesiones hidroeléctricas otorgadas por el Estado Nacional en el año 1993 a las centrales hidroeléctricas de la ex Hidronor S.A.: Alicurá, Piedra del Águila, El Chocón-Arroyito y Cerros Colorados, que representan el 67% de la energía eléctrica producida por todas las centrales hidroeléctricas bajo concesión del Estado Nacional. Y hasta el 2028 vencerán la mayoría de las restantes concesiones.
La modernización y actualización del parque hidroeléctrico existente es imprescindible.
Estamos entonces ante una valiosa oportunidad para aprovechar los emprendimientos hidroeléctricos en toda su potencialidad.
Considerar a las concesiones de las hidroeléctricas sólo como generadoras de energía o ingresos sin considerar todas las actividades productivas que se podrían realizar a partir del aprovechamiento integral de dichas obras, sería un grave error. Error que ya se ha cometido en el complejo El Chocón-Cerros Colorados. Ni las provincias, ni los dueños de las tierras, han usado hasta ahora más de 50.000 de las 350.000 hectáreas con canales derivadores para regarlas.
Argentina tiene un potencial hidroeléctrico estimado de unos 190.000 GWh/Año, lo que equivale aproximadamente a 1,5 veces el consumo total anual de energía eléctrica del país. Sin embargo, aprovechamos menos del 20% del potencial que disponemos -en Sudamérica en su conjunto se aprovecha un 50% del potencial existente-.
En Argentina en el año 1988 llegamos a tener una participación de la hidroelectricidad del 48 % en la matriz de energía eléctrica, y desde entonces ese porcentaje ha descendido tendencialmente, con pequeñas recuperaciones parciales, llegando a valores apenas superiores al 20%, y agravado por la sequía, a solo el 17 % en 2021.
Más allá de las discusiones nación-provincias sobre quién administrará un negocio millonario: -el artículo 124° de la Constitución Nacional” dice que “corresponde a las provincias el dominio originario de los recursos naturales existentes en su territorio”; la Secretaría de Energía plantea que los ríos de los cuales se abastecen los embalses atraviesan varias jurisdicciones provinciales, que los activos y las obras son del Estado Nacional, que el poder para determinar la concesión de las centrales es federal, y por tanto es ella quien debe decidir-.
La discusión no deber ser sólo sobre quién y cómo, sino también qué hacer. Independientemente que se cree una nueva empresa estatal hídrica, que se las concesione u opere, la renta de energía producida debe usarse con una perspectiva integral de desarrollo.
Con una visión moderna, un grupo de ingenieros de la ex Hidronor propone que los futuros contratos de concesión incluyan una visión de desarrollo que posibilite la concreción de nuevos proyectos hidroeléctricos multipropósito, que impliquen no sólo más energía renovable, sino también mayor aseguramiento y control del agua con planes de desarrollo regional con una mayor sustentabilidad -con riego se podrían incorporar a la producción cientos de miles de hectáreas sobre el río Negro medio y superior que hoy están subutilizadas, y, sin repetir errores del pasado, el valle inferior del río Colorado-, estudios indican que hasta se podría llevar agua potable a Bahía Blanca, habría más trabajo y más producción con valor agregado, más exportaciones -no tradicionales-.
Asegurando por ejemplo la navegabilidad del río con salida al océano se bajarían los costos de logística para la producción. Estos expertos proponen, además, la obligatoriedad de reinvertir parte de esos fondos en la realización de nuevas obras que permitan el total aprovechamiento del agua de esos ríos.
La mayor producción de electricidad de esos nuevos aprovechamientos requerirá de nueva infraestructura de transmisión que podría, además, ser compartida si se crearan nuevos parques eólicos o solares, complementarios a las hidroeléctricas por estar en zonas aptas para su desarrollo.
Permitiendo el almacenamiento de energía en los propios embalses, y potenciando ello mediante el uso de centrales de bombeo existentes, y en la medida de lo posible agregar nuevas. En estas centrales de bombeo se bombea agua desde un reservorio inferior a un reservorio superior en horas de baja demanda (o de exceso de generación), para ser posteriormente utilizada para generar electricidad en horas de alta demanda de electricidad (o baja generación), estas nuevas obras hidroeléctricas, podrían actuar como una suerte de inmensas baterías de almacenamiento para manejar la variabilidad natural de las energías renovables no convencionales y garantizar seguridad y confiabilidad en el suministro.
La gobernanza de los recursos naturales es un elemento clave en la agenda de desarrollo sostenible. Si se aprovechan las nuevas concesiones para establecer una estrategia de manejo integral de cuencas con visión de territorio, el año 2023 puede ser fundamental no sólo para el norte de la Patagonia y el sur de la provincia de Buenos Aires, sino para la Argentina toda.
Fuente: Federico Caeiro, Miembro del Instituto de Política Ambiental de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas para Clarín