La necesidad de inversiones en el transporte de energía eléctrica obligaría a un cambio en el régimen normativo del sector. Los privados prevén un cambio en el marco regulatorio

La declaración del estado de Emergencia Energética fue una de las primeras decisiones tomada por el presidente Javier Milei, días después de su asunción, pero a diez meses de la promulgación del decreto 55/2023 aún subsiste un vacío legal que frena las inversiones que se requieren para el transporte de la energía generada.

El inconveniente radica en que el marco regulatorio vigente reserva a las empresas transportadoras las tareas de operación y mantenimiento del sistema, pero todas las obras de ampliación de las redes están a cargo del Estado, una situación que complica el desarrollo del sector en la medida que el gobierno postula la reducción al mínimo de la obra pública.

Paradójicamente, desde el sector privado se vienen presentando alternativas de inversión para la ampliación del sistema de transporte, pero estas iniciativas no podrán llevarse a la práctica hasta tanto no se modifique una legislación que lo impide.

El tema viene siendo motivo de conversaciones entre loa funcionarios del área y las empresas energéticas, que esperan al respecto el “desembarco” de la designada secretaria de Energía, María Tettamanti, que reemplaza a Eduardo Rodríguez Chirillo.

“Creo que el Gobierno está buscando la forma de regular, sobre la base de los aportes que hemos hecho”, señaló en declaraciones a BAE Negocios Héctor Ruiz Moreno, gerente general de la Cámara Eólica Argentina (CEA), en alusión a las gestiones de distintas empresas y entidades del sector por la saturación del transporte de energía.

El sistema de energía eléctrica se compone de tres etapas: la generación, la transmisión y la distribución, relacionadas de tal manera que la eventual falla o carencia en una de las tres entorpece el funcionamiento global.

Cuello de botella

Es así que muchos emprendimientos de energías renovables (eólica, solar o de biomasa) se enfrentan a lo que Ruiz Moreno denomina un “cuello de botella” por la falta de inversiones para la ampliación de las líneas de transporte, “sobre todo las de 500 Kw, que están prácticamente saturadas porque la matriz energética ha crecido mucho en los últimos años”.
“Esta saturación de las líneas de transporte y de los nodos específicos de carga y descarga, hace que el crecimiento de la generación se vea limitado, porque aunque uno quiera entrar, las líneas están sobrecargadas y tienen cortes obligatorios”, describió, en lo que en la jerga energética se denomina “curtailment”.

Necesidad de inversiones

Ruiz Moreno subrayó que “la única manera de solucionar este tema es que haya una correlación entre la cantidad de megas instalados que tiene la matriz energética eléctrica nacional y la incorporación de nuevas líneas de transporte”, pero advirtió que “son inversiones muy grandes”, tanto en recursos como en el tiempo de construcción y habilitación.
Al respecto, indicó que, según las características de cada línea, el tiempo de la obra puede demandar “de dos a cuatro años”, con inversiones que podrían llegar a los US$ 500 millones.
“Y hay que hacer muchas líneas”, aclaró.

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Fuente: Bae Negocios