Segunda oportunidad para la energía nuclear en el mundo
La combinación de las crisis energética y climática son la oportunidad perfecta para demostrar que la energía nuclear es parte de la solución
Durante mucho tiempo, la energía nuclear gozó de una muy mala fama. Por un lado, debido a la carrera armamentística entre Estados Unidos y la Unión Soviética durante la Guerra Fría, se la relacionó con la violencia y la guerra.
Por el otro, debido al accidente de Chernóbil en 1986, se consideró que era muy peligrosa. Esto se vio potenciado por lo ocurrido en la central de Fukushima, Japón, en 2011.
Sin embargo, parece que el 2021 le ha dado una nueva oportunidad a la energía nuclear, ya que la combinación de las crisis energética y climática son la oportunidad perfecta para demostrar que, más que un problema, la energía nuclear es una solución.
Quien se ha encargado de difundir ese mensaje durante la 26° Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) ha sido Rafael Grossi, diplomático argentino al frente de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA).
«Con el poder de los átomos, tenemos las herramientas para aumentar nuestra resiliencia al cambio global», dijo Grossi
El pasado 6 de noviembre, en el marco de la COP26, la OIEA organizó un evento titulado “Contribución de la ciencia y la tecnología nucleares a la adaptación al clima”, en el que se detalló cómo esta energía puede utilizarse para combatir el cambio climático.
«El OIEA está aquí para ayudar a los países y agricultores a establecer prácticas de agricultura climáticamente inteligente, mejorar la seguridad alimentaria, localizar las aguas subterráneas, comprender el impacto del calentamiento global en las enfermedades zoonóticas y combatir plagas como el mosquito y la mosca de la fruta», explicó Grossi.
Entre algunos de los beneficios que se destacaron se pueden mencionar las técnicas de irradiación de determinados alimentos para prevenir la propagación de insectos invasores a través de las fronteras y destruir bacterias.
Por otra parte, respecto a la escasez de agua, la OIEA resaltó las técnicas de hidrología isotópica que ayudan a los países a monitorear valiosos recursos de agua subterránea ocultos.
Sin embargo, la principal característica de la energía nuclear es que no emite gases de efecto invernadero. Por ello, teniendo en cuenta que las energías eólica y solar son insuficientes para cubrir las demandas energéticas de los países desarrollados, la nuclear podría jugar un papel muy importante para llevar adelante la transición verde.
Respecto a este último tema, teniendo en cuenta la crisis energética que azota a Europa, se espera que a la brevedad la Comisión Europea clasifique la construcción de centrales nucleares como inversión verde.
La medida es rechazada por Alemania, que en 2022 concretará el plan de Angela Merkel de cerrar todas las centrales del país, pero es apoyada por Francia, que este año anunció que desarrollará pequeños reactores a través de su plan France 2030. La decisión de la UE permitiría que el sector privado invierta en el sector entre 175.000 y 290.000 millones de euros durante los próximos 10 años.
Pero el Viejo Continente no es el único actor que se inclinaría por darle una segunda oportunidad a la energía nuclear. China anunció que planea construir 150 nuevas centrales en los próximos 15 años, más que el resto del mundo en los últimos 35 años. Además, el primer ministro de Japón, Fumio Kishida, confirmó que su Gobierno aumentará su producción nuclear pese al incidente de Fukushima.
Por su parte, Argentina, pese a ser un país en vías de desarrollo, tiene un gran peso en la materia. Por un lado, gracias a la ABACC, nuestro país es considerado un ejemplo mundial en cuanto al uso pacífico de la energía nuclear. Además, ha exportado reactores a países como Perú, Australia y Holanda, entre otros.
Una de las últimas noticias fue que se reactivó la obra del reactor CAREM 25, que será el primer reactor íntegramente diseñado y construido en Argentina, en Zárate. En una entrevista con Misión Productiva, Tulio Calderón, Gerente de Proyectos Nucleares de INVAP, resaltó que el CAREM brindaría dos retornos interesantes: por un lado, la capacidad de extensión de vida nuclear y, por otro, la capacidad de exportación industrial.
“El CAREM es claramente una de las mejores opciones que tenemos para avanzar en nucleoelectricidad frente al modelo de compra ‘llave en mano’ o la fabricación de reactores que se diseñaron en los años 60 y hoy en día están esencialmente ya llegando al fin de su vida útil”, dijo Calderón.
Fuente: El Economista