¿Acabará la energía hidroeléctrica de la mano del cambio climático ?
Una vez construida, una planta puede generar electricidad de manera constante y segura en cualquier momento. Desde 2019, más del 50% de la electricidad renovable del mundo se genera a partir de la energía hidroeléctrica.
Sin embargo, durante este año de sequías, más frecuentes y severas debido al aumento de las temperaturas, han provocado las mayores caídas en la generación de este tipo de energía registradas en décadas.
En varios lagos de Estados Unidos, donde la energía hidroeléctrica es puntera, el nivel de reservas de agua apenas llega al 30%, lo que afecta directamente a casi 140 millones de personas de todo el país. Parecida situación vive España, donde la sequía y la falta de lluvias comprometen fuertemente las reservas de agua de gran parte del territorio, sobre todo de la mitad sur peninsular, ocasionando problemas de abastecimiento para el consumo humano y los regadíos.
En América del Sur, el río Paraná, que atraviesa Brasil, Paraguay y Argentina, está alcanzando niveles de reserva de agua extremadamente bajos. El sur de Brasil, donde nace el Paraná, está sufriendo una severa sequía durante los últimos tres años.
Los niveles en los embalses del centro y sur de Brasil se han reducido, de media, en más de la mitad durante los últimos 20 años y actualmente se encuentran en poco menos de un tercio de su capacidad. Dado que Brasil genera alrededor del 60% de su electricidad a partir de energía hidroeléctrica, los bajos niveles de represas podrían provocar apagones y escasez de suministro.
Las autoridades de varios países del mundo han comenzado a reactivar las centrales eléctricas que funcionan a base de gas natural y de la quema directa del carbón, lo que está provocando que suban tanto los precios de la electricidad como las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera.
No solo la sequía paraliza la generación de energía hidroeléctrica. Las fuertes lluvias e inundaciones también ponen importantes inconvenientes. Por ejemplo en marzo de 2019, las graves inundaciones que siguieron al ciclón Idai, que azotó África occidental, dañaron dos importantes plantas en Malawi y cortaron el suministro eléctrico en grandes partes del país durante varios días.
Otro problema es que muchas centrales hidroeléctricas que ya están en funcionamiento en todo el mundo se enfrentan a otro problema: el envejecimiento. Según un estudio de la Universidad de las Naciones Unidas, las presas llegan al final de su vida útil entre 50 y 100 años después de su construcción. Y muchas de estas están cerca de llegar a esos números lo que provocaría que los gobiernos deban invertir no solo cantidades enormes de dinero si no que el tiempo en el que estás se hagan, seguramente, y dado sus características, no sería poco.