Autos eléctricos: ¿Una política más allá de la capacidad?
Peter Van Doren dice que las políticas medioambientales siempre han sido poco realistas y se han retirado de manera silenciosa, pero que la presión estatal para que hasta un 67% de los vehículos sean eléctricos para 2032 podría sufrir una retirada visible y rápida.
La Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA) anunció recientemente una propuesta de normas de emisiones que obligarían a aumentar considerablemente la venta de vehículos nuevos de emisiones cero entre los años 2027 y 2032. Se calcula que el cumplimiento de la norma propuesta exigirá que el 67% de los vehículos nuevos sean eléctricos en 2032, frente al 5,8% de 2022. Analistas bien informados afirman que la norma es extremadamente ambiciosa: «La nueva norma intentará efectivamente hacer tragar vehículos eléctricos al público a un ritmo más rápido de lo que éste ha demostrado estar dispuesto a tragarlos». La Administración de Información Energética, en su informe Perspectivas Energéticas Anuales para 2023 (Figura 10), parece confirmar la ambiciosa naturaleza de la norma propuesta, proyectando unas ventas de vehículos eléctricos en torno al 15% a principios de la década de 2030 y aún por debajo del 20% para 2050.
Pero el carácter poco realista de la propuesta es en realidad una característica persistente de la política medioambiental. Tan persistente, de hecho, que Charles Jones utilizó la expresión «política más allá de la capacidad» en un libro de 1975 (capítulos 7-8). Alan Altshuler, en un libro de 1979 (p. 73), profundizó en el tema: «En 1970 existía la opinión generalizada de que los fabricantes podían hacer prácticamente cualquier cosa si simplemente se les decía que tenían que hacerlo».
La historia de la normativa medioambiental consiste en objetivos ambiciosos y poco realistas, seguidos de plazos incumplidos y una falta de aplicación. El objetivo poco realista más ambicioso fue la propuesta legislativa de California en 1970 de prohibir el motor de combustión interna para 1975. El Senado del Estado de California aprobó el proyecto de ley, mientras que en la Asamblea fracasó por un solo voto. La Ley nacional de Aire Limpio de 1970 exigía que las normas de calidad del aire ambiente se cumplieran antes de 1975. Los plazos se prorrogaron muchas veces (pp. 237-238). En 2005, de los 338 plazos fijados por las Enmiendas a la Ley de Aire Limpio de 1990, sólo 37 se habían cumplido en la fecha límite (Tabla 2) especificada en la ley.
Este patrón se ha descrito (pp. 239-240) como «Incumplimiento institucionalizado». En marzo de 2022, 15 condados con una población de 20.941.659 se encontraban en situación de incumplimiento de la norma anual de 2012 para partículas (PM2,5). En el caso de contaminantes distintos de las PM2,5, 37 estados, distritos y territorios tienen condados en situación de incumplimiento con una población total de 131.418.000 habitantes. Por último, en 2016 más de la mitad de los kilómetros de ríos y arroyos de Estados Unidos incumplían las normas de calidad del agua.
Si las agencias intentan aplicar políticas poco realistas, el Congreso suele retirarse en silencio. Introduce un lenguaje legislativo en los fondos asignados a los departamentos que restringe su capacidad para aplicar normativas poco realistas. Para aplicar los requisitos de la Ley de Aire Limpio de 1970, la EPA propuso recargos y reducciones de plazas de aparcamiento. El Congreso respondió en 1974 con la prohibición de utilizar fondos de la EPA para regular el aparcamiento (Altshuler, pp. 78-79).
En raras circunstancias, las políticas poco realistas avanzan lo suficiente como para alienar a los votantes y recibir la atención directa del Congreso. En 1974 se exigió que los modelos de automóviles tuvieran un sistema electrónico que impidiera arrancar a menos que se utilizaran los cinturones de seguridad. Los automovilistas se rebelaron y en octubre de 1974 el Congreso promulgó (pp. 180-81) una ley (pp. 21, 42-43) que prohibía el uso de esa tecnología o de cualquier timbre de aviso del cinturón de seguridad que sonara durante más de ocho segundos.
La política medioambiental presenta estas características porque tiene un gran componente teológico. Salvar el planeta es distinto de regatear sobre el presupuesto de la Biblioteca del Congreso: «las emisiones de gases de efecto invernadero de las tierras del Departamento del Interior (alrededor del 20% de Estados Unidos) estaban ‘jugando a ser Dios’ con el clima de la Tierra».
Así pues, la propuesta de Biden para la EPA es probablemente poco realista. Pero las propuestas de política medioambiental siempre han sido poco realistas. La retirada del irrealismo será probablemente silenciosa. Pero si los automovilistas no pueden comprar los coches que quieren, la retirada será visible y rápida.
Fuente: El Cato