Chernobyl: A 35 años del accidente se generaron nuevas reacciones nucleares
Según informó la revista Science los científicos ucranianos trabajan para determinar si las reacciones desaparecerán solas o requerirán intervenciones extraordinarias para evitar otro accidente. Aunque no hay posibilidad de que se repita lo ocurrido en 1986, sí podría haber una reacción de fisión descontrolada que podría despedir chispas. A 35 años del desastre nuclear en Chernoby, Ucrania, las reacciones de fisión están nuevamente ardiendo en masas de combustible de uranio enterradas en lo profundo de una sala del reactor que explotó. “Es como las brasas en un pozo de una parrilla”, comparó Neil Hyatt, químico de materiales nucleares de la Universidad de Sheffield.
La semana pasada, durante las discusiones sobre el desmantelamiento del rector, Anatolii Doroshenko, integrante del Instituto para Problemas de Seguridad de Plantas de Energía Nuclear (ISPNPP) en Kiev, Ucrania, informó que los sensores están rastreando un número creciente de neutrones. Esto es una señal de fisión, que fluye desde una habitación que se encuentra inaccesible.
“Hay muchas incertidumbres. No podemos descartar la posibilidad de [un] accidente”. indica Maxim Saveliev, también del ISPNPP. Según explicó, los recuentos de neutrones están aumentando lentamente, lo que sugiere que todavía tienen algunos años para descubrir cómo sofocar la amenaza.
En este sentido, destacan que cualquier solución que surja será de gran interés para Japón, que está lidiando con las secuelas de su propio desastre nuclear hace 10 años en Fukushima. Según aclaran, es una magnitud de peligro similar.
El espectro de la fisión autosostenida, o criticidad en las ruinas nucleares, ha perseguido durante mucho tiempo a Chernobyl. Cuando parte del núcleo del reactor de la Unidad Cuatro se derritió el 26 de abril de 1986, las barras de combustible de uranio, su revestimiento de circonio, las barras de control de grafito y la arena que se vertieron en el núcleo para tratar de extinguir el fuego se fundieron en lava. Todo ese material fluyó a las salas del sótano de la sala del reactor y se endureció en formaciones llamadas materiales que contienen combustible (FCM por sus siglas en inglés), que están cargadas con aproximadamente 170 toneladas de uranio irradiado, el 95% del combustible original.
El sarcófago de hormigón y acero llamado Refugio, erigido un año después del accidente para albergar los restos de la Unidad Cuatro, permitió que el agua de lluvia se filtrara. Debido a que el agua ralentiza o modera los neutrones y, por lo tanto, aumenta sus probabilidades de golpear y dividir núcleos de uranio, las lluvias a veces elevaban el conteo de neutrones.
En junio de 1990, luego de una lluvia, un científico se expuso a la radiación y se aventuró a la sala del reactor dañada, se precipitó y roció una solución de nitrato de gadolinio, que absorbe neutrones, en un FCM que él y sus colegas temían que podía llegar a ser crítico. Unos años después, la planta instaló rociadores de nitrato de gadolinio en el techo del Refugio, pero el aerosol no puede penetrar eficazmente en algunas habitaciones del sótano.
Las autoridades de Chernobyl supusieron que cualquier riesgo de criticidad se iria cuando en noviembre de 2016 el Nuevo Confinamiento Seguro (NSC) se deslizó sobre el Refugio.
El NSC es una estructura de 1500 millones de euros y estaba destinada a sellar el Refugio para que pudiera estabilizarse y finalmente desmantelarse. Además, esta estructura evita la lluvia y, desde su emplazamiento, los recuentos de neutrones en la mayoría de las áreas del Refugio se han mantenido estables o están disminuyendo. Sin embargo, comenzaron a subir en algunos lugares, y, en cuatro años casi se duplicaron en la habitación 305/2, que contiene toneladas de FCM enterradas bajo escombros.
Desde el ISPNPP sugieren que el secado del combustible genera que los neutrones que rebotan a través de él sean más, en lugar de menos, efectivos para dividir los núcleos de uranio. “Son datos creíbles y plausibles”, dice Hyatt. “Simplemente no está claro cuál podría ser el mecanismo”.La amenaza no se puede ignorar. A medida que el agua continúa retrocediendo, el temor es que “la reacción de fisión se acelere exponencialmente”, advierte Hyatt, lo que lleva a “una liberación incontrolada de energía nuclear”.
Si bien hay varias soluciones posibles desperdigadas sobre la mesa no se sabe a ciencia cierta si serán efectivas en un 100%. Se trata de una nueva advertencia hacia al mundo de lo que puede generar un accidente tan terrible como el de Chernobyl que desde luego siempre el riesgo está latente de repetirse en alguna otra latitud. Si bien este tipo de generación ya 7 lustros después de aquel 1986 es mucho más segura es preciso prestar detenida y minuciosa atención cuando se trata de manipular energía nuclear.