Córdoba da impulso a la generación participativa de energía renovable
Córdoba es la primera provincia del país donde varios usuarios pueden asociarse para generar y autoconsumir energía renovable. El Ministerio de Servicios Públicos reglamentó el marco normativo para avanzar con este modelo.
La provincia de Córdoba sigue apostando a la innovación para contribuir al desarrollo sostenible, que integre el crecimiento económico, la equidad social y el cuidado del medio ambiente.
En esa línea, el Ministerio de Servicios Públicos aprobó una resolución para producir energía renovable distribuida comunitaria, conectada a la red pública, como una alternativa más para autogeneración y consumo de energía no contaminante.
La norma contempla los aspectos técnicos, económicos y administrativos requeridos para la generación renovable participativa, que funcionará según tres puntos:
Varios usuarios (comerciales, industriales, públicos, organizaciones no gubernamentales y/o residenciales) son dueños, en la proporción que deseen, de una o varias fuentes de generación de energía renovable: Generador eólico; Turbina hidráulica; Parque solar; Generador con biodiesel o biogás.
La energía generada en el sitio más conveniente, se transporta a través de la red pública hasta el lugar donde la consumen los copropietarios: el hogar, el municipio, la heladería o el taller.
En la factura del servicio de energía de cada usuario, se restará el crédito en pesos que generó su energía. Desde el organismo provincial, destacan los siguientes beneficios del modelo participativo:
Amplía oportunidades de acceso a usuarios que de otro modo no podrían autogenerar energía renovable.
Facilita el acceso a fuentes renovables a una cada vez mayor cantidad de cordobeses, por más pequeña que sea la participación de cada uno, haciendo realidad la proactividad de los usuarios en la definición del sector eléctrico.
Desplaza los subsidios nacionales a la energía, al generar energía renovable a valores muy inferiores a los que se pagan en el mercado eléctrico mayorista, generando ahorro al estado nacional a partir de micro y medianas inversiones privadas.
Fomenta la asociatividad y la cooperación, mediante la búsqueda de acuerdos.
Desplaza combustibles fósiles de la matriz energética.
Disminuye emisiones de gases de efecto invernadero.
Mejora la calidad del aire.
Maximiza las inversiones: más energía generada por cada peso invertido.
Propicia grandes proyectos como suma de muchas iniciativas pequeñas y acrecienta la independencia energética de cada territorio.
Optimiza el uso de espacios: al generar energía de manera asociativa y remota, el usuario no utiliza los predios o superficies de su hogar, comercio o industria, pudiendo destinarlos a otros usos.
Favorece el mantenimiento y la sostenibilidad de los proyectos.
Mejora el servicio eléctrico de distribución y disminuye las pérdidas, haciendo más eficiente a las redes.
Reutiliza residuos y reduce la generación de pasivos ambientales.
Promueve el desarrollo territorial y la inversión privada, generando empleos de arraigo.
Energías renovables y desarrollo regional
Al respecto, el secretario de Biocombustibles y Energías Renovables, Sergio Mansur, indicó que el impulso a la generación participativa se enmarca en la política provincial de fomento a las energías renovables.
”Son varios los motivos que transformaron a Córdoba en un líder nacional en generación distribuida: tenemos una decidida política pública, hay comunicación efectiva y sincera desde el Estado sobre los alcances del modelo; contamos con reglamentaciones que son el fruto del consenso con cámaras empresariales, organizaciones técnicas y académicas; y desarrollamos programas asociados a eficiencia energética y energías renovables que alientan y financian a los proyectos con tasas bonificadas”, dijo el secretario.
“La generación comunitaria –continuó- viene a transformarse en una extensión virtuosa de esa experiencia con energía distribuida, porque al promocionar la asociatividad genera economía de escala, factor fundamental para aumentar la inclusión de usuarios y permitir el desarrollo de tecnologías, que por su naturaleza no son viables económicamente a baja potencia”.
Mansur remarcó que las energías renovables deben ser un motor del desarrollo productivo y crecimiento de las economías regionales que faciliten la eficiencia, la descarbonización y la descentralización.
“Nos imaginamos emprendimientos productivos generadores de su propia energía como un producto más en sus procesos; por ejemplo: emprendimientos agropecuarios que agreguen valor a las materias primas en origen y utilicen sus subproductos en parte para producir biocombustibles, para generar energía eléctrica o térmica para el autoconsumo o para inyectar a las redes públicas. Estos emprendimientos a su vez reducen problemas ambientales transformando desechos en energía: el beneficio no se limita solo a evaluar la rentabilidad del costo de generar energía, sino que se tiene en cuenta toda la cadena de valor de esa actividad y la mitigación de futuros impactos”, concluyó