Eduardo Eurnekian se sigue diversificando y evalúa entrar en un nuevo negocio en el Sur
Corredor Americano, empresa de Corporación América, llegó a un acuerdo con la canadiense Blue Sky en el sector del uranio.
Podría participar del 80% del proyecto Amarillo Grande en Río Negro, si decide avanzar con el financiamiento.
Corporación América, el grupo de Eduardo Eurnekian, analiza meterse en el negocio de uranio luego de expresar interés por el hidrógeno verde el año pasado. En ese momento, anunció una inversión por US$ 110 millones en la que será su primera incursión en esta industria, motivada por la transición hacia la energía limpia.
Ahora el conglomerado –con inversiones en América Latina y Europa en los sectores de aeropuertos, energía, agronegocios, servicios, infraestructura, transporte y tecnología– continúa diversificando sus operaciones en la búsqueda de oportunidades estratégicas.
A través de su firma de servicios petroleros Corredor Americano S.A., llegó a un acuerdo con la canadiense Blue Sky Uranium Corp. para evaluar participar en Amarillo Grande, su proyecto insignia rionegrino de 300.000 hectáreas de extensión. La firma extranjera pertenece Grosso Group, del empresario Joseph Grosso, pionero en la exploración de uranio en el país y con derechos mineros en Río Negro y Chubut.
Las partes se comprometieron a negociar, en un período de 90 días desde el 6 de junio pasado, un contrato definitivo, que está sujeto a la aprobación de los términos acordados, además de la auditoría de Corredor Atlántico y el visto bueno de los accionistas de Blue Sky y TSX Venture Exchange (la bolsa de valores de Canadá).
Según se comunicó a la Bolsa de Toronto, celebraron “un acta de términos vinculante” respecto del depósito Ivana de uranio y vanadio –metal que se usa en la producción de acero– que le permite al grupo de Eurnekian obtener un 50% de participación indirecta, invirtiendo hasta US$ 35 millones para avanzar en tres etapas de un estudio de factibilidad y perforando objetivos de exploración en áreas adyacentes. La idea de Blue Sky de sumar a este socio estratégico se da luego de que su primera evaluación de prefactibilidad fue positiva en uno de los yacimientos.
En caso de proceder y llegar a resultados positivos, la empresa argentina, con base en Río Gallegos, podría ganar un 1% adicional de participación al decidir financiar el costo de capital del proyecto, con una vida útil proyectada en 11 años. De esa forma, se quedaría con el 51% del desarrollo, mientras que Minera Cielo Azul, subsidiaria de Blue Sky, tendría el 49% restante.
A su vez, podría obtener un 29% adicional si financia el 100% de los costos de capital estimados para lograr la producción comercial, por lo que pasaría a controlar el 80% del proyecto. Al respecto, el acuerdo precisa que “tras el 50% inicial para llevar Ivana a la fase de factibilidad, la compañía canadiense recibirá una liberación sobre los costos del capital estimados a cambio de que Corredor Americano obtenga un interés adicional del 30% en el proyecto”.
Nikolaos Cacos, presidente y director ejecutivo de Blue Sky, comentó que “la reciente evaluación económica preliminar confirmó al depósito como potencial candidato para una producción de uranio de bajo costo”. “El acuerdo propuesto brinda beneficios convincentes para Blue Sky y sus accionistas, al establecer un camino para llevar Ivana a la producción en asociación con uno de los grupos más capaces de la Argentina”, destacó.
“Nos estamos beneficiando de una inversión sustancial para la exploración en propiedades adyacentes, con el potencial de que la empresa conjunta adquiera nuevos descubrimientos en el futuro. Esperamos completar el acuerdo y hacer avanzar rápidamente en las siguientes etapas”, consideró Cacos, que contrató a ACP Capital Markets LLC y Southern Cone Partners como asesores financieros, a Blake, Cassels & Graydon LLP como asesor legal y a Alfaro Abogados como asesor legal argentino.
La apuesta por el hidrógeno verde
En tanto, la apuesta por el hidrógeno verde de Eurnekian será fuera de la Argentina con la construcción de una planta en Burgos, España, país en el que el holding desembarcará con esta actividad. La instalación estará alimentada por energía solar o eólica. El material producido con hidrógeno extraído de agua sería vendido desde 2027 a un fabricante de alimentos para ganado.
El desembolso lo hará Corporación América, y no Compañía General de Combustibles (CGC), el brazo petrolero del grupo. Lo mismo ocurrió con los parques eólicos que tuvo en Uruguay, los desarrollos Carapé I y II en Maldonado, activos que le vendió en 2017 a la española Saeta Yield por US$ 230 millones.
La estrategia de llegar a España tiene que ver con ganar experiencia en un mercado más avanzado para, eventualmente, apostar por la Patagonia. La primera experiencia piloto en Europa permitiría así encarar proyectos en un futuro, aprovechando los recursos naturales de la Argentina. En ese sentido, la Costa y la Patagonia se posicionan como unas de las zonas más propicias para la generación.
Fuente: Clarín