El mayor productor de etanol de caña de azúcar del país invirtió u$s 30 M para generar energía verde
El Grupo Los Balcanes administra unas 25.000 hectáreas de cañaverales. Usará los residuos de su producción de azúcar para generar energía eléctrica y la enviará a la red nacional. Por qué el proyecto tambaleó y hasta tuvo que achicar sus proyecciones.
La Compañía Eléctrica La Florida, propiedad del Grupo Los Balcanes, de la familia Rocchia Ferro, inauguró finalmente el proyecto de cogeneración de energía a partir de bagazo de caña de azúcar en la provincia de Tucumán. La planta, que demandó una inversión de alrededor de u$s 30 millones, y que empezará a enviar energía a la red nacional en pocos días, tiene capacidad para generar 25 megawatts.
Los Balcanes administra unas 25.000 hectáreas de cañaverales, muele 4 millones de toneladas de azúcar al año -equivale a un 25% de lo que se produce en el país por año-, tiene tres ingenios, 60 cosechadoras de caña, fabrica bioetanol y genera electricidad para autoabastecer su fábrica. A su vez, produce azúcar cruda para exportación (envía al exterior alrededor de 500 toneladas por año) y azúcar blanca para el mercado interno.
Con esta nueva apuesta, la energía restante que no se utilice para la planta ubicada en la localidad de La Florida, a menos de 6 kilómetros de San Miguel de Tucumán, se enviará al sistema interconectado nacional argentino (SADI). Serán alrededor de 13 Mw, lo que equivale, aproximadamente, al consumo de 17.000 hogares.
El proyecto, sin embargo, está en carpeta desde 2017, cuando la compañía familiar intentó ingresar al plan RenovAr, impulsado por el gobierno de Mauricio Macri, que brindaba ciertos beneficios para promover la producción de energías renovables. No obstante, ante la cantidad de trabas burocráticas y la falta de financiamiento, el plan se retrasó varios años.
«No conseguimos quién nos financie. Entonces, cuando vimos que el proyecto era tan grande y tenía que ser con capitales propios, se demoró aún más y se despotenció por la falta de financiamiento», reveló Catalina Rocchia Ferro, gerenta general de la compañía. Además, aseguró que el financiamiento propio «impide la posibilidad de apalancamiento».
La empresaria confirmó que, finalmente, la compañía ingresó en el plan RenovAr, lo que implica un contrato entre la compañía y el Estado por 20 años. De esta forma, el Estado, con el respaldo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se compromete a comprar la energía que la empresa produce y, así, garantiza, el pago de la misma en dólares. El acuerdo contempla un valor de u$s 94 (más impuestos) por megawatt.
El proyecto se basa en la combustión del bagazo de caña de azúcar en una caldera especialmente diseñada. El bagazo, principal residuo de la producción de azúcar, es una fuente de biomasa que permite generar vapor de alta presión y temperatura. De esta manera, la compañía puede diversificar su esquema y reusar la materia prima.
El vapor que se produce en este proceso y que alcanza una temperatura de, aproximadamente, 310° C, se envía a dos tubogeneradores, cada uno, con una capacidad de 12 Mw. Una vez transformada de alta a baja tensión, la energía se transporta a través de una línea de 4 kilómetros que la transporta hasta el punto de interconexión con el sistema nacional.
Los restos de este proceso se convierten en compost (abono natural para la tierra) que, luego, se aplica sobre los cañaverales que gestiona la compañía.
«No le tengamos miedo al crecimiento. Si queremos competir con los países vecinos, vamos a tener que crecer. Sin embargo, para esto, es necesaria la planificación. La caña no sólo es azúcar», dijo el Gobernador de la provincia de Tucumán, Osvaldo Jaldo, en la inauguración de la planta, realizada este mediodía.
Diversificación para crecer
La producción de energía es una de las unidades de negocios de la compañía que, a la vez, es la mayor productora de etanol de caña de azúcar del país. De hecho, el Ingenio La Florida produce 120.000 m3 de alcohol industrial que, luego, se deshidrata para aportar más de 10 millones de litros mensuales de etanol destinado a la mezcla con naftas. La razón por la que Los Balcanes apuesta por diversificar su negocio es una: el exceso de azúcar en la Argentina.
«La idea de producir biocombustible en la Argentina surgió en 2006, durante la presidencia de Néstor Kirchner. Al principio, solo estaba destinado para los productores de maíz. Ellos iban a hacer el etanol para cortar la nafta. Sin embargo, nosotros pedimos ser incluidos en el plan para poder sacar excedentes del mercado», aseguró Rocchia Ferro.
Si bien en la Argentina rige la Ley 25.715 que impone aranceles mayores para la importación de azúcar, con el fin de proteger a la industria local, lo que resulta en un saldo comercial positivo constante del complejo azucarero argentino, la empresaria denunció que la norma no se cumple y que el ingreso de productos del exterior complica la operación de los productores locales.
«No obstante eso, nosotros necesitamos retirar azúcar del mercado para que los productores puedan verse beneficiados por la suba del precio del azúcar», explicó Rocchia Ferro.
En este contexto, los cañeros son actores clave para el funcionamiento de la actividad ya que, en cierta forma, las industrias dependen de ellos. De hecho, Los Balcanes sólo es propietario del 15% del total de caña de azúcar que procesa en su planta, mientras que, el restante, proviene de diferentes productores regionales.
«En esta nueva cosmovisión nacional, pensamos que, al hacer biocombustibles, generamos un producto nacional. Eso quita presión sobre la demanda de dólares y genera una sustitución de importaciones», señaló Rocchia Ferro.
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Fuente: Cronista