Genneia compra turbinas a gigante danés para instalar en un parque eólico, pero temen que el cepo afecte el plan
La empresa local firmó un acuerdo con el fabricante Vestas para colocar aerogeneradores en su proyecto La Elbita, cerca de Tandil. Se podría dilatar su entrada en operación.
La empresa de energía renovable argentina Genneia le compró 36 turbinas al fabricante danés Vestas para instalar en su parque eólico La Elbita, que está construyendo a 42 kilómetros de la localidad bonaerense de Tandil y demandó una inversión de u$s 240 millones.
Ubicado en un predio de más de 1400 hectáreas, tendrá una capacidad de 162 megavatios por hora (MW/h.), funcionando a toda potencia. La electricidad proveniente de los vientos será provista por los equipos de Vestas, V150-4.5 MW de 120 metros de largo y seis de diámetro, cuando empiecen a andar. Se espera que eso ocurra en el invierno de 2024.
Pero las trabas para importar preocupan a ambos gigantes, pioneros en el sector. Aunque celebran los alcances del contrato anunciado hace minutos, confiesan que temen no llegar con los tiempos. Si bien el acuerdo contempla el servicio de mantenimiento y operación por parte de la compañía nórdica por 25 años, no piensan tanto en el largo plazo, sino en lo que puede pasar en los próximos meses.
Las trabas a las importaciones preocupan a Genneia y Vestas
Está previsto que los primeros aerogeneradores empiecen a llegar entre fin de año y comienzos del próximo. Pero posibles demoras del Gobierno en las aprobaciones de los permisos podrían postergar la puesta en marcha del proyecto, un desarrollo clave en medio de la crisis energética que vive la Argentina.
«Esperamos que La Elbita, que estará en el top-5 de los parques más estratégicos del país por su tamaño, sea el primero que no sufra retrasos en su construcción y entrada en operación. Tenemos problemas con las importaciones», se sinceró en una entrevista en exclusiva con El Cronista Bernardo Andrews, CEO de Genneia, la principal generadora eólica de la Argentina y una de las 10 más importantes de América del Sur.
«Nos despertamos y nos acostamos pensando en las SIRA. Una inversión de esta envergadura genera un derrame en el resto de la cadena. Quedarnos sin un componente esencial o que llegue tarde provocaría un golpe a los 400 trabajadores que prestan tareas en esta etapa de obra civil», advirtió el número uno de la firma, que, a la par, está finalizando la construcción de su segundo proyecto solar, Sierras de Ullum en San Juan, con una capacidad de 80 MW.
«Cualquiera de estos problemas tiene un impacto directo. Entendemos que debería haber una prioridad en la asignación de los recursos para el sector, porque permite ahorros de forma rápida. Estamos trabajando en diálogo con las autoridades», destacó Andrés Gismondi, Country Manager de la Argentina y Sales Director Latam South Cone de Vestas.
Y agregó que «embarcarse en este tipo de proyectos es complejo por lo que significa operar en la Argentina». «No es para hacerlo con quien no tiene experiencia. Para esta alianza, se buscó un socio con amplia trayectoria, analizando qué tecnología convenía localizar para maximizar la producción y minimizar los costos de interconexión a la red», señaló el ejecutivo que lidera la operación local de la empresa que instaló el primer aerogenerador en América latina en 1994 en Comodoro Rivadavia y hoy tiene operativos 460 en el país.
A las empresas les genera incertidumbre la llegada de dos de los tres componentes de las turbinas, que se ensamblarán en el mismo parque: las aspas y los generadores, que se importan, ya que no hay elaboración local. En este caso, vendrán de Europa y Asia. En cambio, las torres eólicas, la tercera pieza, se producen en el país.
Desde 2017, Vestas tiene dos plantas de fabricación en Buenos Aires y Santa Fe, en las localidades de Florencia Varela y Esperanza. Llegó a tener una en Campana donde hacía generadores, pero se discontinuó en 2020 por la reducida demanda. Con todo, preocupa la falta de materiales, como el acero, teniendo en cuenta que más de la mitad de los insumos provienen del exterior.
Por qué es clave que el parque eólico empiece a funcionar
La puesta en marcha de La Elbita es clave desde el punto de vista ambiental y económico. Desde 2017, las fuentes renovables pasaron de representar el 2% de la matriz energética del país al 14%, con picos del 30% en algunos momentos del año. El 73% del total se explica por la generación eólica.
Un estudio de la Cámara de Energía Eólica demuestra que esta funcionó como sustituto de la importación de combustible y permitió un ahorro de u$s 3250 millones en 2022, una cifra cuatro veces mayor a la registrada años atrás y un dato relevante teniendo en cuenta el déficit energético en un contexto de escasez de reservas.
«No habría sido posible pasar el año pasado de no ser por el sector eólico. Dejamos de ser un segmento marginal. Tenemos una participación muy importante», aseguró Gismondi ,quien puso sobre la mesa la necesidad de contar con reglas claras y estabilidad en pos de avanzar.
«Más allá del contexto, la intención es seguir invirtiendo. En los próximos meses, se verá el impacto de la ampliación del sistema eléctrico con recursos renovables. En el desafío dramático de acceder a los dólares para pagar el componente importado de estas inversiones, tenemos un estrés grande a la hora de gestionarlos como a la hora de explicar el impacto que tiene en el ahorro de divisas», coincidió Andrews.
Y resaltó la relevancia de estas apuestas, que se dan en un escenario de ausencia de políticas de fomento. «Hoy, la energía eólica es tan competitiva como otra fuente convencional, por lo cual los beneficios que generamos no tienen contrapartidas fiscales. No hay subsidios. El sector crece por estímulo de la demanda privada por parte de industriales, con un marco regulatorio positivo, pero sin garantías de índole internacional como existió en el pasado», analizó.
Como ocurre en Vaca Muerta, la ampliación de la infraestructura de transmisión eléctrica es otro cuello de botella que limita la operación y desvela a ambas empresas. «El problema no es tanto la generación, sino la distribución», apuntó el CEO de Vestas. Por eso, el proyecto de Genneia contempla la construcción de una estación Estación Transformadora Eléctrica, que empezará a funcionar a la par del parque y permitirá evacuar la energía generada.
En ese sentido, los ejecutivos consideran que si la Argentina resuelve los inconvenientes que genera la insuficiente infraestructura y amplía las posibilidades de financiamiento, la industria es una de las de mayor potencial. «El país tiene recursos eólicos de clase mundial. Si estos escollos se solucionan, el sistema eólico se puede multiplicar rápidamente por 10», concluyó Andrews.
En los últimos cinco años, Genneia desembolsó más de u$s 1200 millones en proyectos, aportando el 23% de la capacidad instalada eólica y el 7,5% de la solar. Con sus siete parques eólicos en Rawson, Trelew, Madryn, Chubut Norte, Villalonga, Pomona y Necochea, tiene una potencia de 784 MW; a los que se suman los 82 MW del solar Ullum en San Juan.
Fuente: Cronista