Inversiones: Sigue la tendencia hacia los biocombustibles en el mercado
Según IEA, la demanda total de combustibles renovables alcanzara los 215 billones de litros en 2030 (+23% respecto de 2022), alcanzando una participación del 6,4% sobre el total de la demanda de combustibles.
Las tendencias de inversión durante la última década han mostrado una fluctuación considerable, aunque se observa un crecimiento en los últimos años.
La promoción de biocombustibles en Argentina surgió como una alternativa a la utilización de combustibles fósiles, en el marco del encarecimiento de los mismos en el mercado internacional. Sin embargo, el régimen de promoción a los biocombustibles generó pérdidas significativas en términos fiscales. A la vez que, la mitigación en la emisión de GEI fue limitada y a un costo unitario elevado.
Según los últimos indicadores económicos publicados por la consultora Economía & Energía (E&E) muestran que el contexto de la promoción a los biocombustibles a nivel global, en Argentina desarrollaron instrumentos normativos para fomentar la industria de los biocombustibles. La primera norma fue la Ley Nro. 26.093 sancionada en el año 2006, posteriormente modificada a través de la Ley Nro. 27.640 del año 2021.
La Ley 26.093/2006 fijó un porcentaje de mezcla obligatoria del 5%, que luego fue elevado al 10% para el biodiesel y al 12% para el etanol; daba prioridad a PYMES, productores agropecuarios y economías regionales; y la Secretaria de Energía, como autoridad de aplicación, tenía la potestad de definir: el nivel de corte; el cupo a productores (siguiendo los criterios de promoción); y por último, los precios de venta en el mercado local.
Por su parte, la ley 27.640/2021 estableció el 12% de corte para el etanol (6% caña y 6% maíz). Puede reducirse el corte en maíz hasta el 3% en caso de incrementos en los precios de la materia prima. Fijó el 5% de corte para el biodiesel, pero puede reducirse o incrementarse hasta en un 3%. El corte se incrementó a 7,5%, en el marco de la crisis de abastecimiento de gasoil a mediados de 2022. El cupo total se distribuye entre las empresas que no exporten biodiesel ni aceite, de manera proporcional a la capacidad productiva (hasta 50 mil tn/año).
En el marco de la transición energética y en vistas a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) derivadas del esquema de combustibles fósiles se promueve la utilización de los biocombustibles. Sin embargo, dado el impacto ambiental y social de los biocombustibles tradicionales (primera generación), ha comenzado a cuestionarse su uso y fomentarse el desarrollo de otros tipos de biocombustibles.
«La principal crítica a la expansión de la utilización de biocombustibles de primera generación es su competencia con los alimentos y la degradación que generan en los suelos. En la búsqueda de sustituir el uso de combustibles fósiles en sus diversas aplicaciones, a nivel global se vienen realizando inversiones en el desarrollo de tecnologías para obtener productos alternativos con menor nivel de emisiones», detalló el estudio.
De todas formas, la incidencia de los biocombustibles de segunda y tercera generación en la producción total es hasta el momento acotada.
Los biocombustibles son una alternativa, ya disponible, a los “fósiles” y a la electrificación, además de ser los principales contribuyentes a la reducción de emisiones en sectores difíciles de descarbonización como el transporte marítimo y aéreo.
Según la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés) la demanda total de combustibles renovables alcanzara los 215 billones de litros en 2030 (+23% respecto de 2022), alcanzando una participación del 6,4% sobre el total de la demanda de combustibles. Dos tercios de ese crecimiento se concentrará en Brasil, China, Europa, India y Estados Unidos, como resultado de las políticas específicas de fomento a los combustibles renovables.
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Fuente: Mejor Energía