La paradoja del auto eléctrico en Brasil
Brasil es de los pocos países del mundo donde la electricidad para consumo proviene en su mayor parte de instalaciones hidroeléctricas.
Esto fue aprovechado por algunas terminales para instalar en el mercado sus vehículos eléctricos con la esperanza de que millones se movilicen con ellos antes de 2030, pero la cosa no está funcionando.
Los ingenios azucareros o pequeños productores pueden fabricar alcohol para motores. Pero para un gobierno es más práctico negociar con 4 o 5 CEO que con organizaciones del campo a la hora de regular precios.
Son varios los factores que no se consideraron en profundidad a la hora de instalar la electricidad automotriz en Brasil y lo mismo sucede en Argentina con el agravante de que dependemos en gran medida del gas o el petróleo para la generación.
En Brasil el costo de un auto eléctrico todavía es inaccesible por su costo (unos 30.000 dólares el más barato).
Otro factor importante es la imposibilidad de ser el único coche en la casa debido a la autonomía limitada que tienen y la relativa dificultad para implementar una infraestructura de carga debido a la gran extensión territorial y también la baja adherencia a estos medios.
Brasil tiene un potencial enorme para producir combustibles de la caña de azúcar, pero la inestabilidad de la relación del gobierno con los productores hace que su precio suba constantemente.
Finalmente, los brasileños consideran algo que es más que importante: la incertidumbre del mercado del usado ya que en muchos casos cambiar una batería supera el 50 % del valor del coche.
¿Y EL HÍBRIDO?
El coche híbrido es una opción pero sigue siendo determinante el valor de reventa por el mismo tema del cambio de baterías y ha hecho poco para reducir las emisiones de CO2 que aceleran el efecto invernadero. Finalmente, en Brasil el 85 % de los vehículos se mueve con nafta y alcohol indistintamente lo que demuestra ser un gran aporte al medio ambiente.
Brasil es un ejemplo de que las soluciones 100 % eléctricas no son para todos y que el camino puede estar a través de los híbridos o el alcohol.
Los cálculos realizados por los especialistas indican que el coche propulsado por etanol tiene emisiones de la línea de ensamblaje al uso diario, idénticas o inferiores a las del coche eléctrico. Así, la mayoría de los ingenieros y ejecutivos del sector en este país están convencidos de que el coche a etanol -por ahoraes la solución más adecuada, ya sea en el coche de combustión o en el híbrido. O en las eléctricas propulsadas por fuel-cell con hidrógeno extraído del alcohol.
POLÍTICA DE ALCOHOL
Sin embargo, existe una barrera para que el etanol se convierta en «el» combustible de los autos brasileños y sudamericanos: el conductor desconfía de los productores de alcohol luego de numerosas manifestaciones (desde fines de la década de 1980) de inestabilidad en los precios y volúmenes de los derivados de la caña de azúcar.
El motor tipo «Flex» surgió precisamente por el reparo de los brasileños de tener un automóvil en el garaje que solo puede ser alimentado con etanol. Los motores diseñados solo para usar alcohol serían más eficientes porque no tendrían que funcionar con ambos combustibles y realmente contribuirían a la descarbonización, ya que el etanol no solo emite menos carbono en los gases de escape, sino que la caña de azúcar también lo absorbe en el campo.
Esos mismos motores se importan a nuestro país con retoques en su ECU para funcionar únicamente a nafta, y reprogramarlos es relativamente sencillo en manos de una agencia oficial.
El reclamo generalizado es que el gobierno se olvide de la electricidad al 100 % y active mecanismos regulatorios para estabilizar los volúmenes y precios del etanol durante el año, devolviendo la confianza perdida en este combustible a los brasileños.
Fuente: Diario Norte