Los desafíos de un sector clave
La política energética de la Argentina está condicionada por el difícil contexto macro económico; sin embargo, sus recursos naturales permiten pensar un futuro optimista que incluye la exportación del GNL, litio e hidrógeno verde, entre otros.
La Argentina convive con dos realidades paralelas: por un lado, una enorme cantidad de recursos en materia energética; y, por el otro, una situación macroeconómica marcada por la inflación y la volatilidad. El desafío para los próximos años es poder hacer frente a estos problemas, para, al mismo tiempo, explotar de la mejor manera los recursos energéticos para abastecer el mercado local, pero también para poder exportar.
A esta conclusión se llegaron en el primer capítulo de “Energía, la oportunidad latente”, organizado por LA NACION, Nicolás Gadano, coordinador de los equipos de Energía de la Fundación Pensar; Griselda Lambertini, directora Académica del Centro de Estudios de la Actividad Regulatoria Energética de la UBA; Juan José Carbajales, titular de la Consultora Paspartú, y Roberto Carnicer, director del Instituto de Energía de la Universidad Austral, quienes participaron de un panel moderado por el periodista Pablo Fernández Blanco, en el cual ahondaron sobre los desafíos y oportunidades que presenta la política energética de los próximos años en nuestro país.
“Un contexto muy auspicioso en términos de recursos convive con el sistema de precios de la Argentina que está totalmente distorsionado”, expresó Gadano en relación a las tarifas. “Es el principal desafío de la política energética del futuro”, añadió.
Además explicó cómo los costos de la energía se están pagando de otro modo. Esas distorsiones en los precios de la energía, que no son solo lo que pagan algunos usuarios residenciales, “sino en la cadena del crudo, en las naftas y el gasoil, todas estas distorsiones afectan a la demanda y a la oferta, y hay que resolverlas lo más rápido posible”, advirtió.
“Uno consume energía a través de infraestructura, y en el corto plazo tiene muy poca capacidad para cambiarlo”, explicó. Entonces los impactos de normalizar los precios de la energía son complejos, “ese es el verdadero desafío de la política energética”, destacó.
Carnicer indicó que la ley de gas establece que cada seis meses hay que hacer ajustes tarifarios, pero con una inflación anual de más del 100%, hay una sensación en la sociedad de que cada seis meses se aplica un “tarifazo”. Y explicó: “Pero si hubieras tenido las tarifas normales no congeladas, se hubiera ajustado por inflación”.
Lambertini se refirió a las oportunidades en materia energética, y habló de tres recursos: gas natural en forma de GNL (líquido), litio para baterías y movilidad eléctrica, e hidrógeno verde pensando en plazos sucesivos. “La transición energética es la oportunidad de nuestras exportaciones e industrialización para el mundo”, expresó.
“¿Se cumple la ley eléctrica o la ley de gas?”, disparó Fernández Blanco. A lo cual en ambos casos la especialista en regulación respondió negativamente. “Tenemos un sistema de tarifas máximas que requiere un ajuste periódico que no va con países con alta inflación”, determinó.
“¿Considerás que estamos aprovechando todas nuestras posibilidades?” quiso saber Fernández Blanco en relación al gas. Carbajales respondió que sí, y ahondó: “Es vector de la transición energética, con lo cual no solo es un presente hoy, sino como fuente de divisas vía exportaciones”. Añadió que a mediano plazo va a ser parte de esa oferta que tiene el país hacia el mundo que “necesita pasar del carbón al gas natural, algo que Argentina ya hizo”.
Gadano indicó que con la inflación y la volatilidad macroeconómica “la Argentina nunca va a poder aprovechar toda la potencialidad de recursos”. Por eso indicó que más allá de las iniciativas para el sistema energético, se necesita “un programa de estabilización económico que devuelva a la Argentina a una economía más o menos normal”. Eso favorecerá a que haya mucho más inversión privada de la que hay por ejemplo en Vaca Muerta.
Carnicer hizo referencia a la actual ley de emergencia económica que “es endémica”, con la cual no se puede funcionar. También se refirió a que “los entes están intervenidos en cuanto al tema tarifario”, entonces la estructura del funcionamiento no es adecuada.
“Hay un montón de oportunidades paralelas a que el país se normalice”, expresó. Por ejemplo, la Ley de inversiones en GNL, que “es una excepción”. Explicó que tuvo que ser escrita para que se cumplan un montón de cosas que hoy no se cumplen. “Ante la urgencia, hay leyes como esta que son injustas, porque estas apoyando a un sector y no al otro”, completó.
Respecto del ADN energético argentino, Carnicer se refirió a la siguiente matriz primaria: “El 84% corresponde a hidrocarburos, representados por gas y petróleo”. En el resto del mundo, en cambio, el 27% es carbono. Y respecto del futuro de la matriz energética, separó entre la demanda del país, que sería “con sinergia en renovables”. Pero la matriz energética de oferta, “da fuertemente hidrocarburo, por ser un exportador fuerte de gas y si fuera posible de hidrocarburo también”. Y añadió: “La Argentina tiene que apuntar a una matriz de oferta con una gran participación de los hidrocarburos y el gas como transición energética”.
Cómo instalar una agenda de energías renovables a largo plazo en un contexto económico tan complejo fue otra de las cuestiones abordadas. Carbajales respondió que en vez de gastar una fortuna en subsidiar el consumo de hidrocarburos, “se pueden usar esos recursos para ayudar a la gente a gastar menos energía, manteniendo los mismos niveles de confort”. Por ejemplo, iniciativas relacionadas a las viviendas, reemplazo de electrodomésticos, electrificación de los consumos, la movilidad.
“Avanzar en una agenda de descarbonización no implica necesariamente usar plata pública, sino usar recursos con otro fin en un contexto en el que el grueso de la sociedad, salvando los sectores más vulnerables, se dé cuenta de que la energía hay que pagarla por lo que vale”, explicó.
Carbajales expresó que es optimista respecto del futuro enfocándose en el gas. Se refirió a que el gobierno anterior potenció los recursos de Vaca Muerta, del shale particularmente, y que “tuvo una mirada sobre la infraestructura”. Luego se refirió al Plan Gas de 2020, que implicó “convocar al sector privado, a las provincias, a las pymes y a los trabajadores para diseñar un esquema de mediano y largo plazo”.
Continuó indicando que este plan aseguró oferta y demanda a precios razonables por cuatro años, y que tiene incidencia en el consumo doméstico y también en la industria. “Este Gobierno se demoró en hacer el gasoducto y finalmente lo hizo, y es la primera obra que va a destrabar otras obras que siguen”, graficó.
“En gas se viene la segunda etapa del gasoducto Néstor Kirchner, la reversión del gasoducto del Norte, seguir ampliando los mercados de exportación, y, en el mediano plazo, la ley de GNL va a permitir que esto se constituya”, adelantó.
Lambertini hizo referencia a un proyecto de ley que quiere cambiar la mentalidad de que la seguridad energética es “solo abastecimiento interno y a toda costa”. También tiene garantías para poder celebrar contratos de exportación. “Si aprobamos algo así podemos mostrarle al mundo que tenemos una política pública al querer sacar ese GNL ya”, explicó. Y agregó también el litio y el hidrógeno verde.
Con respecto al litio, añadió que el desafío es que no sea solo una industria extractiva y que hay que tener toda la cadena de valor integrada. Sobre el hidrógeno verde indicó que, si bien es más a largo plazo, hay que hacer “el desarrollo tecnológico” y “prepararse para cuando esté, porque va a estar”.
Carbajales se refirió a los desafíos de gas, que empiezan con ampliar la demanda interna. “Para eso hay que hacer más gasoductos regionales, también fertilizantes, ampliar esa oferta, y luego seguir con la segmentación tarifaria”, añadió.
Sobre las tarifas, Gadano expresó que, a la larga, “el precio de la energía para los usuarios residenciales debería ser único”. Amplió que hay muchas herramientas de protección integral, y desde el punto de vista del sistema energético, los precios deberían tender a ser más simples, para “no se produzcan distorsiones que hoy tenemos”. Por último añadió que la solución a los problemas macro, es solucionar la macro. Y sobre esa base hay mucho para hacer en el sistema energético donde el “panorama es muy optimista”.
Carnicer expresó que la Argentina tiene que exportar GNL, urea, propano, butano, y tétano, es decir todo lo que es petroquímico. “Esto viene de la mano de Vaca Muerta”, determinó. Y expresó que hay que tener en cuenta a toda la industria que esto va a movilizar, para poder ser exportadores de todos estos productos.
Fuente: La Nación