NOA: cambios reposicionan a la caña de azúcar como motor del sector geográfico
![](https://i0.wp.com/runrunelectrico.com/wp-content/uploads/2021/04/15-1.jpg?resize=600%2C350&ssl=1)
El sector sucroalcoholero argentino se enfrenta, en el siglo XXI, con cambios estructurales que están modelando el futuro de la agroindustria a nivel global y local, lo cual exige decisiones y acciones estratégicas concordantes al nuevo panorama.La caña de azúcar fue el motor del NOA entre 1850 y 1930 y ahora vuelve a tener oportunidades en la economía global, cada vez más basada en energías renovables y la industria digital.
Las principales razones de este cambio son: Las disputas por subsidios y regulaciones, el Protocolo de Kioto impulsó la producción de energías renovables, En la primera década del siglo, la tasa de crecimiento en la demanda mundial de azúcar se duplicó al 2,7% anual; Entre 2004 y 2010, la demanda interna de azúcar subió 350 mil toneladas (25% más) y el bioetanol absorbió 240 mil (17% más) TEA (toneladas de azúcar equivalente), pero a partir de 2012 empezó a caer y su participación en el mercado de edulcorantes pasó del 61,4% al 51,9%( 2020); Entre 2001-2009 el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), ubicaba al sector azucarero argentino dentro del grupo de países más eficientes a nivel global; Los costos de producción tienen una tendencia decreciente; La acción de la OMC y el incremento del comercio mundial facilitaron el desarrollo de acuerdos de Libre Comercio entre países y bloques; Se consolida en el mundo el desarrollo de productos biológicos basados en derivados de la caña de azúcar y cereales, que pueden competir y reemplazar al petróleo; La producción de energía eléctrica en ingenios azucareros se desarrolló exitosamente a nivel mundial; edulcorantes como los de maíz y artificiales incrementan su participación (en 2020 lograron el 24,16 % y 24.85 % del mercado total); Los mercados de azúcar, alcohol hidratado y bioetanol de los países limítrofes y de los países latinos sobre el Océano Pacífico importan 700 mil toneladas de azúcar y 350 millones de litros de alcohol.
Estos cambios auguran oportunidades que permitían un importante desarrollo del sector de la caña, el cual fue frustrado por políticas con tipos de cambio atrasados, prohibiciones y derechos de exportación, regulaciones sectoriales irracionales, una exagerada presión fiscal, y la incertidumbre originada en el manejo arbitrario de las normativas sobre biocombustible.
Esto derivó en algunos problemas: el área sembrada y la producción está empantanada desde el año 2006, el azúcar de caña resignó alrededor de 10 puntos de su participación en el mercado de edulcorantes doméstico, el bioetanol absorbe solo un 20% de la molienda de caña, las exportaciones de sus productos tuvieron una trayectoria oscilante y descendentes, sin rentabilidad (hoy el productor cobra un 56% del ingreso potencial a precios de mercado del dólar y sin derechos) y se afectó la competitividad doméstica del azúcar, alcohol, electricidad y derivados biobasados.
Entre 1991-2004 los productores tucumanos tuvieron que resignar ingresos por más de US $3000 millones. La continuidad de estas políticas tienden a un comportamiento contractivo con cada uno de los derivados de la caña, en un mercado interno con excedentes que presionan sobre los precios.