Por la postergación del aumento de las tarifas, la inflación de mayo cerraría por debajo de 5%
Las consultoras privadas pronosticaron una suba de precios casi cuatro puntos porcentuales menor al 8,8% de abril. El Gobierno congeló las tarifas de gas, electricidad y transporte para asegurar la tendencia bajista. Los otros factores que explican la desaceleración inflacionaria.
Con el objetivo de no poner en peligro el sendero de baja de precios, el gobierno de Javier Milei aplicó una postergación de los aumentos de las tarifas de gas y electricidad así como de la actualización del boleto de colectivo en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y el impuesto a los combustibles. Según los cálculos de distintas consultoras, la medida permitirá que la dinámica inflacionaria se reduzca del 8,8% de abril a 5% en mayo.
Durante su intervención en el 41° Congreso Anual del Instituto Argentino de Ejecutivos de Finanzas (IAEF), el ministro de Economía Luis Caputo reconoció que el aplazamiento del ajuste de los cuadros tarifarios responde a la holgura fiscal que consiguieron en el primer cuatrimestre con un superávit financiero de 0,2% del Producto Interno Bruto (PIB).
«En primer lugar, estamos bien desde el punto de vista fiscal y podíamos darnos el lujo de darle un respiro a la clase media. En segundo lugar, contribuir al proceso de desinflación», explicó el titular del Palacio de Hacienda sobre el diferimiento de la suba tarifaria.
En términos prácticos, el oficialismo echó mano a la caja de herramientas de la escuela heterodoxa para sostener el proceso de desinflación: congelar las tarifas a fin de evitar un salto del nivel general de precios. Se trata de una maniobra que los libertarios le criticaron sin miramientos a las gestiones kirchneristas.
Más allá del giro discursivo, la decisión de suspender los incrementos propició una recalibración a la baja de los pronósticos de las firmas privadas de análisis económico que miden la evolución de los precios de forma semanal y mensual.
En tal sentido, EcoGo, la consultora encabezada por Marina Dal Poggetto, calculó que en la tercera semana del mes, los alimentos anotaron un incremento del 1,2%, en línea con lo observado en las semanas previas.
«Con este dato y considerando aumentos proyectados para las semanas restantes del 1%, la inflación en alimentos consumidos dentro del hogar ascendería a 5,2% en el mayo. Si además se incorporan los aumentos registrados en alimentos consumidos fuera del hogar, la inflación en alimentos alcanzaría el 5,6%», analizaron.
Inflación de mayo: proyectan una suba menor al 5%
No obstante, la proyección del nivel general de mayo se ubicaría en 4,6% aunque el dato todavía es preliminar y está sujeto a modificaciones. «A pesar de una proyección levemente mayor a la esperada en alimentos, la estimación para el mes se mantiene producto de aumentos menores a lo previsto en el resto de las categorías», aclararon.
En la misma línea, el índice de la Fundación Libertad y Progreso arrojó un alza promedio mensual de 4,9% durante la tercera semana del mes corriente, «con lo cual cerrará el mes en torno al 4,5%, aunque en un escenario más conservador podría acercarse al 5%».
El economista de la organización, Lautaro Moschet, consignó que la baja de la inflación «continúa con características similares a la de los últimos meses donde los alimentos y bebidas no alcohólicas se ubican por debajo de la variación promedio del índice».
El gobierno negó que la suba del dólar afecte a los precios y descartó intervenir en el mercado
Y sumó: «Otro de los factores a tener en cuenta es que, en mayo los regulados se desaceleraron notablemente, en buena medida por la postergación de los aumentos de electricidad y gas. Así, de un dato mensual de 18% en abril, pasará a cerca de 7% en mayo».
Por su parte, la economista de Econviews, Pamela Morales, informó que «los alimentos vienen subiendo al 1,5% tomando las últimas 4 semanas». Sin embargo, el relevamiento de la consultora de Miguel Kiguel marca una aceleración en las dos primeras semanas de mayo y, de mantenerse la variación, «el mes podría cerrar con suba de 3,5%».
En tanto, la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) pronosticó un crecimiento del costo de vida de «6% o menos» para el quinto mes de 2024, una de las previsiones menos favorables en cuanto a la reducción de los precios.
Entre los factores que explican la tendencia bajista, FIEL destacó la «notoria dureza fiscal y monetaria, el uso del ancla cambiaria, la persistencia de elementos de represión financiera (cepos) que desploman la brecha cambiaria, la decisión de postergar ajustes tarifarios desde mayo y la expectativa prevaleciente de que este escenario descendente se puede mantener unos cuantos meses, lo que frena la inercia».
Para los analistas de C&T Asesores Económicos, la segunda semana de mayo experimentó un avance de 4,6%, por lo que el mes podría quedar «debajo del 5% mensual». La última estadística oficial que rondó esa cifra data de diciembre de 2022: 5,1%.
La recesión le pone techo a los precios
Otro elemento que interviene en la desaceleración inflacionaria es de la profunda recesión que atraviesan la mayor parte de los sectores de la economía. De hecho, el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) registró una caída interanual de 8,4% en marzo, traccionado por los derrumbes de la construcción (-29,9%) y la industria manufacturera (-19,6%).
«La notable desaceleración de la inflación es la contracara del desplome de la demanda, a lo que en los últimos meses se agrega la postergación de nuevos aumentos de tarifas y el congelamiento del dólar con una tasa de crawling peg de apenas 2% mensual», analizaron desde LCG.
Bajo la perspectiva de sus consultores, la verdadera prueba de éxito del Gobierno en esta materia «deberá hacerse con la actividad económica repuntando y los salarios recortando algo de la caída de los últimos tiempos. Recién ahí podremos ver si las expectativas inflacionarias están realmente ancladas».
Fuente: Perfil