Transición energética: punto clave de las políticas de energía para el 2050
La Secretaría de Energía publicó los Lineamientos y Escenarios para la Transición Energética a 2050 y determinó que las energías renovables tendrán el 30% de participación en la generación eléctrica total para el final de la década actual. Hacia el 2050, se busca llevar este número a más del 50%.
El documento sienta las bases de la discusión sobre la transformación del sistema energético del país hacia la segunda mitad del siglo, con el fin de con reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) del sector energético, mejorar la eficiencia energética, impulsar la federalización del sistema y la generación distribuida. Tiene como propósito descarbonizar el sistema de energía eléctrica y alcanzar los lineamientos sobre cambio climático propuestos en el Acuerdo de París, logrado el 12 de diciembre de 2015.
Además, se aprobó el Plan Nacional de Transición Energética al 2030. Uno de los puntos clave consiste en no exceder la emisión neta de 349 millones de toneladas de CO2 para toda la economía. Es por esto que se buscará reducir la demanda y aumentar la capacidad de generación distribuida, alcanzando los 1000MW.
El escenario hacia el 2050 es incluso más contemplativo respecto de las energías renovables. El Gobierno busca que estas representen entre el 70% y el 90% de la electricidad producida y para eso entrarán en operación cerca de 7.548 MW renovables (sin incluir hidroeléctricas) y 140MW de almacenamiento por bombeo y baterías.
«El sistema energético argentino del futuro será diferente al actual. Entre otras cosas, se caracterizará por niveles mayores de participación de fuentes de energía bajas en carbono y renovables, un uso más eficiente y racional de la energía, redes más flexibles y descentralizadas, menores emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y una tendencia general hacia una mayor electrificación y la descentralización de la generación y el uso de la energía», afirma el documento. Además, agrega que «la visión de la Secretaría de Energía para una transición energética al año 2050 es alcanzar una matriz energética más limpia y eficiente, a través de un cambio estructural en los sistemas de abastecimiento y utilización de la energía» y que «esta línea contempla cambios tecnológicos y modificaciones tanto en la forma en la que se genera energía como en hábitos y comportamientos arraigados en la forma en que la energía es usada».
Cabe destacar que el archivo marca como en las tres últimas décadas, la generación eléctrica pasó de 12,5 millones de GWh en 1990 a alrededor de 26,5 GWh en 2020, es decir, trepó por encima del doble. Si bien gran parte de las inversiones en nueva potencia eléctrica de los últimos años ha sido rigidida a tecnologías renovables, más del 60% de la generación eléctrica proviene todavía de fuentes fósiles, específicamente del carbón y gas natural.
Lineamientos estratégicos para una política energética sostenible para la transición energética a 2050:
Gobernanza institucional: se trabajará en la articulación para lograr una visión holística e integrada del modelo de transición energética para Argentina hasta el 2050, contemplando la descarbonización del sistema.
Eficiencia energética: la eficiencia energética será uno de los pilares fundamentales, lograda mediante la aislación térmica de edificios, la sustitución de equipos convencionalkes por tecnologías más eficientes, el uso racional de la energía, la posible obligatoriedad de auditorías de eficiencia energética para grandes consumidores y más.
Energía baja en emisiones de GEI: la creciente participación de las energías renovables en la producción energética y eléctrica será la piedra angular sobre la que se sustente la descarbonización del sistema energético. Para esto, se buscará desarrollar proyectos de energías renovables que atraigan inversiones en el sector y planes de expansión del sistema eléctrico para garantizar un suministro energético de calidad y fiable. Este punto también evalúa la posibilidad de diseñar una nueva economía y fiscalidad ecológica que permita enviar una señal efectiva (por ejemplo, un impuesto progresivo al carbono u otros mecanismos de precio al carbono) sobre el coste de las emisiones de GEI, con el fin de impulsar las reducciones de emisiones mediante tecnologías limpias.
Gasificación: se impulsará al gas natural como complemento en el desarrollo de las energías renovables como combustible de transición, tanto en nuestro país como en la escala regional y global.
Desarrollo de capacidades tecnológicas nacionales: fomento a la investigación y desarrollo de tecnologías clave para el modelo energético argentino a mediano y largo plazo, especialmente en tecnologías de almacenamiento de energía.
Resiliencia del sistema energético: garantizar la interconexión del sistema con otros sistemas eléctricos vecinos. Argentina ya participa, junto con otros países del Cono Sur, en el SIESUR, y cuenta con conexiones eléctricas con Paraguay, Brasil y Uruguay. El plan busca una mayor integración de los sistemas energéticos y la readaptación de nuestro sistema actual a los posibles cambio climáticos y sus consecuencias.
Federalización del desarrollo energético: la transición energética se concebirá desde una perspectiva federal, desarrollando herramientas y metodologías que permitan a los provincias y municipios integrar la transición energética en su planificación de manera transversal.
Desarrollo de hidrógeno bajo en emisiones: se prevén estudios para el desarrollo de la cadena de valor del hidrógeno verde o bajo en emisiones y sus derivados.
Movilidad sostenible: la transformación del sector de transporte hacia un modelo bajo en emisiones es clave para lograr la descarbonización del sector energético. Por esto, la Secretaría de Energía acompañará al Ministerio de Transporte en este proceso, impulsando medidas que transformen a las redes de transporte hacia un modelo más verde.
Transición justa e inclusiva: concebir la transición energética como un proceso justo e inclusivo para todos los sectores de la sociedad, definiendo primeramente el concepto de pobreza energética, ajustado a las realidades de cada territorio y el despliegue de una estrategia para la reducción de la misma.