UPV lleva electricidad a dos aldeas de Honduras a través del codiseño de fotovoltaicas y capacitación de población local
Un total de 1.050 habitantes de 126 viviendas de El Santuario (Choluteca) y Torrecilla (Nacaome) disponen ya de sendas plantas solares con gasificadores de biomasa gracias a dos actuaciones del Instituto de Ingeniería Energética (IIE) de la UPV financiados por la AECID con la colaboración de Monsolar, Genia Global Energy, Vestel Ingeniería y la UNAH. En la actualidad, más de 800 millones de personas en el mundo no tienen acceso a una energía moderna según el ODS 7 de la ONU.
«Encontramos mucha pobreza, gente que vive con el sol y no pueden permitirse cosas que para nosotros son normales, pero también una gran fortaleza, la que les ha permitido codiseñar, coejecutar y aprender a gestionar las plantas. Hoy, ellos mismos resuelven los problemas casi sin ayuda», ha afirmado Tomás Gómez, coordinador del proyecto.
Hasta hace unos meses, las poblaciones hondureñas de El Santuario (Choluteca) y Torrecilla (Nacaome) formaban parte de los más 800 millones de personas que, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), carecen hoy en día de energía moderna. Hoy, ya no es así.
Y no lo es gracias al proyecto ‘Comunidades rurales de carbono cero’, ideado por el Instituto de Ingeniería Energética (IIE) de la Universitat Politècnica de València (UPV), liderado y coordinado por la propia UPV, financiado íntegramente por la Agencia Española de Cooperación Internacional al Desarrollo (AECID) y que ha tenido como socias a las empresas españolas Monsolar, Genia Global Energy y Vestel Ingeniería, además de a la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).
De su unión solidaria se han beneficiado 1.050 habitantes de 126 viviendas de ambas aldeas, que hoy cuentan con sendas microrredes inteligentes híbridas de energías renovables, integradas por dos plantas fotovoltaicas con 40kWp de paneles solares (una por aldea), dos gasificadores de biomasa de 25kW como sistema de soporte (uno por aldea), bancos de baterías con capacidad de almacenamiento de 50kWh por grupo (4 por aldea), inversores de 50kW para la conexión de los módulos solares, gestores de red de 8kW (6 por aldea), medidores de consumo inteligentes, sistemas de adquisición de datos y de gestión de la generación de energía y su demanda, además de redes de distribución eléctrica y organizaciones de ‘prosumidores’ para la gestión de los servicios energéticos.
Necesidades energéticas cubiertas
Gracias a estas intervenciones, valoradas respectivamente en 275.000€ (El Santuario) y 350.000€ (Torrecilla, donde las viviendas están físicamente más separadas), ambas aldeas disponen de suministros anuales de 73.000 kWh y 87.000 kWh de energía en forma de electricidad obtenida de recursos renovables, suficientes para cubrir de forma ininterrumpida las necesidades directas de las personas de la comunidad, así como las indirectas a través de los servicios comunitarios.
Con un consumo previsto por vivienda de 86,15 kWh/mes –el recomendado para una vida digna en zonas rurales– y una capacidad de pago –expresada por la propia comunidad– de 6,5 euros por vivienda/mes, se ha posibilitado la sostenibilidad de los proyectos al cubrir los costes de operación, mantenimiento y amortizaciones, además de importantes reducciones de efecto invernadero con respecto tanto a lo que hubiera supuesto una electrificación con diésel o a una realizada con conexión a la red eléctrica hondureña.
«A partir de los cuatro kilómetros de distancia», ha explicado Tomás Gómez, director del IIE-UPV y coordinador del proyecto, «es directamente mejor hacer una planta local de energía, y ya que vamos a hacerla, hagámosla con renovables. Es absurdo replicar sistemas muy caros e insostenibles como los grupos diésel u otros».
«Este proyecto es una confluencia de muchos actores», ha comentado Gómez. «FAO trabaja en evitar migraciones dándole a la gente oportunidades más allá de la comida y el agua, nosotros trabajamos en la electrificación rural con renovables, y luego, ingenierías como Monsolar, Genia y Vestel son especialistas en renovables».
«Esto», ha añadido el investigador UPV, «junto a contrapartes locales como ACICAFOC y UNAH que tienen identificadas comunidades muy comprometidas –que no buscan soluciones para cada familia sino conjuntas, lo que garantiza la sostenibilidad del proyecto en el tiempo–, hace que nos atrevamos».
Fuente: La Nación