Cooperativas de Energía Renovable
A pesar de los compromisos adquiridos en el Acuerdo de París, aproximadamente el 65% de la electricidad producida a nivel mundial se produce todavía con combustibles fósiles. Si Europa quiere poner en marcha eficazmente los objetivos del Pacto Verde, y en concreto con su meta de reducir sus emisiones de GEI en un 55% para 2030, la producción de la energía tendrá que ser más ecológica, generada exclusivamente por plantas de energía renovable (fotovoltaica, biogás y centrales hidroeléctricas).
Para llegar a este objetivo, las iniciativas a nivel local se multiplican. Siguiendo el modelo de las cooperativas agrícolas, se están implantando las cooperativas de energía, con el fin de producir energía propia para un conjunto de vecinos, una verdadera iniciativa ciudadana. Se trata de una energía descentralizada, de autoconsumo, conociendo mejor cuál es el origen de la energía que se consume y cómo gestionar sus costes, la distribución y el ahorro energético.
El vínculo entre la producción y el consumo de electricidad está cambiando, existe un número creciente de personas que quieren saber de dónde viene la electricidad que consumen. Para tener una idea más clara, los residentes de zonas rurales se están organizando para producir electricidad local, organizándose en cooperativas, compuestas por miembros que deciden en asamblea sobre la instalación y gestión de los parques solares y la cantidad de energía que generan para que sea suficiente para sus miembros. Esta nueva forma de suministro energético, viene a proporcionar también una solución a aquellas comarcas con una orografía complicada, a donde las redes eléctricas tradicionales no llegan a suministrar electricidad.
Hoy, este tipo de iniciativas también están apareciendo en áreas urbanas. En París, por ejemplo, las comunidades de propietarios instalan paneles solares en los tejados, donde almacenan la energía localmente, usando baterías recicladas de los coches eléctricos. A gran escala, esto ayudará a compensar algunos de los picos de consumo, períodos durante los cuales las ciudades tienen que comprar energía de otras fuentes que no siempre es de origen renovable. La irrupción de la tecnología en esta nueva forma de generar y gestionar la energía, hace que ya sea posible intercambiar energía solar entre usuarios a través del blockchain.
En España, las cooperativas de renovables están proliferando a gran velocidad desde 2010, gracias a la liberación y a la necesidad de suministrar una energía más limpia a la vez que más barata. Existen ejemplos de este nuevo modelo energético en prácticamente todas las regiones y todas actúan de manera proactiva en la búsqueda de nuevos socios usuarios, inversores o facilitadores.
Estas iniciativas ya sean en zonas rurales o urbanas, por pequeñas que sean, ayudan a reducir los costes energéticos, aunque sólo sea mediante un mejor control del despilfarro y del mal uso de la energía. Más que una nueva forma de producir, es en última instancia, una elección de la sociedad que va en el sentido del movimiento hacia una transición energética más ecológica.
Fuente: Tribuna Salamanca.