Del campo al tanque: Cómo el Cáñamo puede transformar Nuestra Economía Energética
En un mundo que cada vez es más consciente de la importancia de proteger el medio ambiente, la búsqueda de alternativas sostenibles se vuelve cada vez más urgente. En este escenario, el cáñamo ha emergido como un inesperado campeón en la producción de biocombustibles.
La sociedad entiende la relevancia de adoptar una economía circular, y en este contexto, encontrar fuentes renovables se convierte en una prioridad. El cáñamo, una variedad de cannabis sativa, ha ganado popularidad en las últimas décadas por sus múltiples beneficios y aplicaciones naturales.
Muchos países, incluido el nuestro, dependen de la importación de combustible en un momento en que las reservas de petróleo se agotan a nivel mundial. Aquí es donde el cáñamo aparece como un recurso sorprendente e innovador. Esta planta se subestima con frecuencia por su uso recreativo o medicinal, pero su aceite, extraído de las semillas, puede transformarse en biodiesel, un biocombustible renovable que ofrece una alternativa sostenible a los combustibles fósiles. Además, el cáñamo puede utilizarse para producir etanol, otro tipo de biocombustible que permite que los motores funcionen de manera más limpia y eficiente.
Al no generar emisiones contaminantes como dióxido de carbono, monóxido de carbono o dióxido de azufre, el uso del cáñamo como biocombustible contribuye significativamente a la reducción del impacto ambiental y a la mejora de la calidad del aire. Una de las principales ventajas del cáñamo es su eficiencia como fuente de biocombustible, superando en rendimiento ampliamente a cultivos como el girasol y la soja. Además, después de extraer el aceite, el resto de la planta puede utilizarse para producir etanol mediante fermentación, asegurando que nada se desperdicie. Cada parte del cáñamo puede aprovecharse, ya sea para alimentar animales, enriquecer el suelo o fabricar materiales de construcción.
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Fuente: Cronista