Energía solar: una apuesta a la generación que hoy tiene un único freno
Con las tarifas subiendo mensualmente y los costos que crecen desde todos lados, las empresas se interesan cada vez más por la reconversión. Cuánto cuesta y cómo funciona cuando se corta la luz.
Con temperaturas que rozan los 40° casi de manera sostenida en las últimas dos semanas, no ha sido sencillo pasar el calor en casa o en las empresas. La incertidumbre de cómo impactará la quita de subsidios a partir de principios de año en la próxima factura de luz, obligó a muchos a moderar sus equipos de aire acondicionado. En medio de una recesión económica y de costos que crecen por la inflación, el plan número uno de empresas y personas es bajar costos o hacer más eficiente hasta la mínima variable.
Por este motivo, la inversión en energía solar es una posibilidad cada vez más tentadora en especial para las empresas o comercios que ven cómo se abulta la factura de luz. Incluso, para algunas viviendas también se convierte en una alternativa tentadora a la que se suma la sustentabilidad de este tipo de propuestas. Las compañías que trabajan con este tipo de sistemas aseguraron que las consultas han crecido, incluso en época de vacaciones.
La colocación de paneles solares para generar energía eléctrica y sumarla (o devolverla en caso de excedente) a la que viene a través de la red domiciliaria requiere de inversiones variables en función, sobre todo, de la facturación. Aunque también inciden el tamaño de los espacios, los objetivos de sustentabilidad y el uso que se dé a la energía, el punto de impulso tiene que ver con una suerte de top five. Es decir, con que el gasto en electricidad esté entre los cincos más grandes del emprendimiento en cuestión.
En el tiempo de recupero de la inversión en energía solar inciden infinidad de variables. No obstante, los expertos coinciden en que son unos cinco o seis años, aproximadamente. A medida que los subsidios de la luz se quiten y el valor dólar del kilowatt/hora aumente, ese lapso se acorta. Los paneles tienen una vida útil de entre 25 y 30 años, aunque según dónde se ubiquen también pueden durar más y su “decadencia” no es homogénea, sino que suele ser por partes o sectores.
Números y tasas
Si hay que hablar de costos, de manera muy amplia, para una casa hay que pensar en una inversión básica de entre 4.000 y 6.000 dólares en función de unos cuatro a seis paneles. Para una empresa, en tanto, el desembolso ronda los 15.000 dólares (siempre valor oficial) si se piensan en alrededor de 15 a 20 paneles. Las empresas son las que más demandan estos servicios.
Entre ellas se destacan las bodegas y los comercios grandes. Según una reciente publicación de el portal especializado www.surtidores.com, las estaciones de servicio también se suman cada vez más a la sustentabilidad y ahorro de la energía solar.
En un contexto de incertidumbre no cede y en el que las variables macro no terminan de estar claras en el mediano plazo, el principal freno tiene que ver con la falta de financiamiento. Si se tiene en cuenta que la inversión en energía solar es una apuesta de mediano plazo y que el objetivo es generar un ahorro en los gastos de luz, la imposibilidad de hacerlo en cuotas o con un préstamo conveniente es lo que más atenta contra la reconversión. Eso por no mencionar que en Argentina puede haber giros de 180° en mucho menos de los cinco años mencionados. Sin embargo, es probable que el costo de la electricidad siga en alza.
Andrés De Lucía, gerente comercial de Energe, una empresa nacida en Mendoza con presencia en distintos puntos del país y proyección internacional, comentó que el interés por el sistema es creciente, pero que hoy no está la pata del financiamiento que es básica para este tipo de inversiones.
A mediados de 2022, más del 30% de las ventas domiciliarias que hacía esta firma era con tarjeta de crédito, porcentaje que hoy no llega al 10%. Para el rubro empresario industrial que es el que en un 70% demanda este tipo de servicios, los bancos ofrecen líneas, pero hoy las tasas están tan altas que desalientan la apuesta.
En coincidencia, Nicolás Giorlando, al frente de Solhé Energía Solar, partner certificado de Huawei, expresó que la inexistencia de créditos accesibles juega en contra de la coyuntura, debido al interés creciente que despierta la energía sustentable. Ambos especialistas explicaron que, por este motivo, lo que se suele hacer es comenzar a hacer la inversión por etapas, con el fin de comenzar a generar los primeros ahorros. «La tecnología es escalable, no hay mínimo para poner y la verdad es que con un panel ya se comienza a restar consumo de la red eléctrica», explicó De Lucía.
Dudas con los cortes de luz
La mayoría de los sistemas de energía solar funcionan con lo que se llama On Grid, es decir, que están conectados a la red de energía eléctrica. La instalación se encuentra conectada a la red de distribución, permitiendo que los consumidores puedan generar y consumir energía solar. Sin embargo, el sistema da el respaldo de la red eléctrica para el caso en que la empresa o residencia consuma más energía que la generada por los paneles solares.
De este modo, los cortes de luz también corren para los que poseen paneles. Esto tiene, entre otras cosas, un motivo relacionado con la seguridad. Sin embargo, existe una posibilidad de tener electricidad, aun cuando la energía se corte en líneas generales. Para ello, hay que contar con una batería de litio que lo que hace a grandes rasgos, es almacenar la energía para los momentos de corte.
Aunque esto implica una erogación mayor para quienes instalan los sistemas, la buena noticia es que con la extensión de su uso son más económicas que antes. Aunque todavía son costosas, hay que pensar que hoy cuestan unos 4.000 dólares, cuando antes salían 10.000. Estas baterías se utilizan tanto en los sistemas Off Grid -para trabajar sin la red y de manera autónoma- como en los híbridos que combinan ambas modalidades.
Estas dos últimas maneras permiten tener electricidad cuando el sistema colapsa por calor o por tormentas. Por una cuestión de costos y de financiación, estos sistemas no predominan en Argentina, debido a que son más caros. Sin embargo, sí son alternativas que se utilizan cada vez más en emprendimientos alejados de las ciudades en donde o la red no llega o tiene debilidades frecuentes. Se trata de hoteles o restaurantes con inversiones de alto tenor y servicios de lujo o gama superior.
Fuente: Mdzol