Entre deudas y desacuerdos con el Gobierno, los dueños de Edesur «retrasan» la venta de la distribuidora de energía
El grupo italiano le otorgó el mandato al banco Santander, pero espera que se calme el clima político para valorizar la empresa en mejores condiciones.
Hasta ahora, la compañía italiana Enel, propietaria de la distribuidora eléctrica Edesur, logró desprenderse de las dos centrales energéticas que operaba, pero todavía no logra iniciar el proceso de venta de la que es considerada la mayor distribuidora de electricidad de la Argentina.
Estas dos operaciones se cerraron casi de manera inmediata al anuncio del holding europeo respecto de que le puso cartel de venta a una serie de activos por u$s22.000 millones a nivel global, para reducir su nivel récord de deuda, lo que la llevará a salir de varios mercados en Sudamérica, entre ellos la Argentina.
En el caso del 75,7% que controlaba de Central Generación Costanera y del 41,2% de la térmica Central Dock Sud, recaudó cerca de u$s102 millones para traspasar el control de ambos activos a Central Puerto, cuyos principales accionistas son Carlos Miguens Bemberg (exdueño de Quilmes); Guillermo Reca; la familia Escasany (uno de los accionistas del Banco Galicia) y los hermanos Ruete Aguirre (ex Banco Roberts).
Dueños de Edesur retrasan la venta de distribuidora
Sin embargo, en lo que respecta a Edesur y la hidroeléctrica El Chocón y las líneas de transmisión CTM y TESA (que conectan los sistemas de energía eléctrica entre Brasil y el noreste argentino) y Yacylec (transporta la energía de Yacyretá), su salida se está demorando.
En especial de Edesur, operación impactada por el clima político generado en contra de la empresa a partir del impulso del kirchnerismo de restatizar la compañía, luego de los problemas de suministro sufridos durante varios días de febrero y marzo pasado, que marcaron cifras récord de calor para la Argentina.
Edesur: una salida «enrarecida»
Una salida que combina los malos resultados de sus activos con la irreconciliable relación que sus ejecutivos mantienen con las autoridades nacionales, quienes se niegan a aplicar una política comercial como la que piden desde la distribuidora, por dos razones, una ideológica y una de sentido común electoral.
Ese «enrarecido» escenario y la decisión del presidente Alberto Fernández de designar un auditor-veedor dentro de Edesur hizo que los ejecutivos de Enel retrasaran el «operativo salida» a la espera de que la situación se modifique.
En especial, para poder analizar una valuación concreta del precio de venta que tendrá la distribuidora, cuya carpeta y mandato de venta está en manos del Santander, tal como ocurrió con las otras dos operaciones que ya se concretaron.
«Hasta ahora, estamos recolectando papeles y documentación para poder darle al banco, lo cual significa que todavía no arrancamos con el proceso de ofrecerla de manera oficial», sostienen cerca de la compañía que brinda servicios a cerca de 2,5 millones de clientes, llegando a más de dos millones de hogares y abasteciendo a comercios y a grandes empresas. Su área de concesión es de 3.300 km2 y abarca la zona sur de Capital Federal y 12 partidos de la provincia de Buenos Aires.
De manera extra oficial, suenan varios grupos interesados en quedarse con Edesur. Sadesa, el mismo grupo que compró las centrales energéticas, es uno, al punto que ya es socio de Enel en Edesur teniendo en cuenta que posee una participación en Distrilec. Esa sociedad controla el 57% de Edesur.
También se mencionan otros inversores locales y extranjeros que deben comprender que tendrán que hacer negociaciones con el gobierno actual para encontrar una solución estructural al problema de operación que tiene la red de Edesur.
Edesur, en busca de un plan consensuado con el Gobierno
Ese planteo requiere un plan de inversiones, financiamiento y gerenciamiento eficaz de la misma estrategia, todo lo cual por ahora debería consensuarse con el gobernante Frente de Todos si es que la transacción se concreta antes de que finalice el 2023, tal como pretende Enel.
A nivel global, el Banco Santander tiene el mandato de venta de Edesur
El Santander tiene el mandato de venta de Edesur y espera un mejor clima político para ofrecer la empresa.
Eso implica negociar con las diferentes aristas en las que se reparte el poder dentro de la coalición gobernante como son la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner; el ministro de Economía Sergio Massa, y el presidente Alberto Fernández.
Ocurre que la infraestructura de Edesur requiere una mayor inversión que Edenor, según explican algunos analistas del sector que sostienen que la distribuidora de Enel sufre mayor cantidad de interrupciones y problemas en su tendido.
Los analistas saben que los aumentos de tarifas que el Gobierno comenzó a otorgar tampoco suman para recomponer la ecuación financiera de la empresa, ya que los retoques no llegan a la cuenta de la compañía sino que se trata de menores subsidios que se presentan en el Presupuesto votado para 2023.
Desde el año 2000, sus estados contables reflejan nada más que tres períodos positivos y otros siete negativos. Con una importante salvedad vinculada al del 2019, cuando informó ganancias por $12.600 millones, producto de un asiento contable vinculado al intercambio de deudas cruzadas con el Estado nacional para la resolución de los asuntos regulatorios pendientes relacionados con el período 2006-2017.
La distribuidora también sintió los efectos de la recesión y la crisis económica, ya que sus ingresos siguieron cayendo debido a una menor demanda de energía como resultado del contexto macroeconómico adverso.
De hecho, solamente en el 2018 y el 2015 repitió balances positivos, con ganancias por $3.087 millones y $1.330 millones, respectivamente. El resto de los estados financieros de los años que componen la última década fueron escritos en rojo.
En el 2010 perdió $52,7 millones; en el 2011 otros $461 millones, mientras que en el 2012 su rojo fue de $1.066 millones. Un año después, pasó a pérdidas por $.1160 millones; en el 2014 a $1358 millones.
Luego del resultado positivo del 2015, en el 2016 volvió a la senda negativa con una pérdida por $276 millones. El 2017 lo cerró también en rojo, con $1.046 millones, para lograr nuevamente un resultado positivo en el 2018, al igual que el balance del 2019 con el ajuste contable explicado más arriba de esta nota.
El cierre de la década, lo da el estado de resultados del 2020, cuando retomó el sendero de complicaciones y cerró el año otra vez en rojo. Es más, casi todos los datos de este período fueron negativos, perdiendo $18.790 millones en comparación del rojo del 2021 que había llegado a los $36.601 millones.
Edesur recurrió a la ayuda financiera «europea»
Con este escenario, la empresa debió además financiar costos de obras y mantenimiento que no dejan de aumentar, así como los gastos de materiales, contratos con terceros y las subas salariales pactadas con el gremio del sector.
Es más, Edesur fue asistida financieramente por la casa matriz europea que llegó a girar cerca de $10.000 millones en los últimos años con el fin de sostener la operatividad de la compañía y afrontar el cierre presupuestario de cada período.
De hecho, en los últimos tres años la compañía lleva invertidos más de u$s450 millones, a pesar de la fuerte caída de sus ingresos frente a la inflación, como en el caso del 2022 cuando se ajustaron un 8%, muy por debajo de la suba del costo de vida, llegando a ser insuficientes para cubrir sus costos fijos.
Un alivio ante tanto problema lo marca la firma del acuerdo con el Gobierno para recomponer las deudas cruzadas en el contexto del artículo 87 de la Ley 27.591.
Ese convenio le permitió a la empresa reconocer ingresos extraordinarios y por única vez de aproximadamente $52.000 millones cuyos efectos impactaron en los resultados de la sociedad.
Por ejemplo, con el reconocimiento de ingresos operativos por $38.979,9 millones, de los cuales, $43.445,3 millones están expuestos en la línea «Otros ingresos operativos netos» y $4.465,4 millones, como menores o «Ingresos por servicios».
También en el recupero de «Costos financieros» por $13.728,1 millones, y su correspondiente impacto en la línea «Impuesto a las Ganancias».
Las inversiones ascendieron a $30.951 millones y según la empresa, con ese dinero y a partir de la gestión realizadas durante los últimos años se ha logrado una mejora del 53% en el tiempo medio de duración de los cortes por usuario (SAIDI).
Fuente: iprofesional