Generación distribuida: ¿Una opción para contrarrestar el tarifazo?
La Ley Federal de generación distribuida que tiene 13 provincias adheridas. El ajuste tarifario vuelve a poner el foco en la energía renovable.
En lo que se refiere a generación distribuida, la provincia de Córdoba es todo lo que está bien. Allí se da la mejor ecuación entre los precios de la energía generada y el costo del equipamiento verde. En este punto, la pregunta es: ¿qué hace falta para que el resto del país y Neuquén, implementen el modelo cordobés?
Con el fin de poner números a “todo lo que está bien”, recurrimos a los datos de la secretaría de Energía. Para empezar, Córdoba consolidó en 2023 su programa de implementación de sistemas asociativos de generación de energía renovable que se suman al sistema de distribución, al totalizar 757 instalaciones de usuarios generadores que representan el 47% de lo instalado a nivel nacional.
La información oficial detalla que en 2023 se conectaron en Córdoba 169 usuarios generadores de energía, lo que elevó la cifra total de instalaciones en la provincia a 757 y representa cerca de la mitad de los 1.593 usuarios a nivel nacional. Por cuarta vez consecutiva la provincia mediterránea encabeza el ranking anual.
“La Ley Federal de generación distribuida que tiene 13 provincias adheridas, está mayoritariamente tomada en Córdoba. De hecho, más del 40% de todo lo que se instaló, lo hizo en Córdoba y no es porque tenga mejor radiación o más demanda de generación distribuida -la mayor está en el área metropolitana de Buenos Aires potencialmente- sino porque tiene o tenía tarifas más altas que las de Buenos Aires y financiamiento en pesos de Bancor. Hay una línea de financiamiento específica para sistemas distribuidos del Banco de Córdoba”, dijo Marcelo Álvarez, miembro de la Comisión Directiva y coordinador del Comité de Energía Solar FV de la Cámara Argentina de Energías Renovables (CADER).
La recuperación del capital
En diálogo con +e, agregó que “esos dos aspectos de la inversión, el financiamiento y las tarifas que reflejaban los costos, hacía que en Córdoba sea amortizara un sistema fotovoltaico con la generación distribuida en aproximadamente entre 5 y 6 años, y que en el área metropolitana de Buenos Aires antes de los ajustes tarifarios el plazo era de más de 20”.
“Lo que va a ocurrir después del ajuste es que en el área metropolitana de Buenos Aires va a pasar algo parecido a lo de Córdoba y vas a recuperar inversión en cinco o seis años por algún sistema que tiene entre 25 y 30 años de garantía y más de 30 de vida útil”, comentó.
Una opción para Neuquén
¿Dónde está parada Neuquén en términos de generación distribuida? De acuerdo a los datos de la secretaría de Energía, hasta marzo de este año, en la provincia había apenas 15 usuarios que aportaban 253 KW al sistema; y se registraban 9 trámites en curso, lo cual implicaba sumar 204 de potencia. Por supuesto que estos datos dejan sabor a poco en comparación a los 796 usuarios, que Córdoba contabilizó hasta ese mismo mes.
Según Álvarez, “Neuquén tiene condiciones particulares. Es una provincia muy oil and gas y tiene recursos de viento y de sol racionales; por supuesto que tiene menos que que NOA o Cuyo de solar, pero tienen un recurso que es para ganarle a la media europea. Sin embargo, no hay tantos incentivos en Neuquén; sobre todo; para financiar el proceso”.
“Lo que hace que se destrabe el tema en todo lugar en el mundo donde arrancó, es que los precios de la electricidad sean proporcionales a los costos reales y que haya financiamiento. Es poco probable que en un país emergente como Argentina o Brasil, la generación distribuida funcione a expensas de que el usuario ponga la mano en el bolsillo y saque de su salario para comprar el sistema”.
Limitantes
“Las primeras dos limitantes son el financiamiento y la tarifa. Mi posición personal es que la tarifa no tiene que estar indiscriminadamente para cualquiera, sino que tienen que estar subsidiadas para 5, 6, 7 o 10 millones de personas que lo necesitan para evitar que caigan en pobreza energética. El resto -clase media y clase media alta- que paguen lo que vale”, puntualizó el directivo de CADER.
Y agregó que “es la única forma de tener políticas activas de valoración del recurso porque el lujo de despilfarrar energía porque está barata se paga en términos ambientales”.
“La inmensa mayoría de las personas toma las conductas adecuadas cuando tienen sentido económico. Pocas veces lo hacen en términos conceptuales porque es mejor para el planeta, porque es más sano o porque es sostenible… Cuando es más caro, la gente termina haciéndolo y hay un porcentaje menor, por supuesto, que lo hace por conciencia, pero son los menos”, concluyó.
Fuente: LMNeuquen