La mayor producción de hidro y renovables abasteció casi todo el aumento del consumo eléctrico
En línea con el objetivo de descarbonización a mediano plazo, la generación del fluido con agua, viento, sol y desechos orgánicos en 2022 pudo satisfacer el alza interanual de 3,6% en la demanda. Qué sucedió con la mayoritaria fuente térmica y cómo se comportaron los precios de sus combustibles.
La demanda local de electricidad en 2022 presentó un crecimiento respecto al mismo período del año anterior en el orden de 3,6%, con un crecimiento de casi 7% en el frío invierno, como así también en los meses cálidos, señala el informe anual provisorio publicado por la Compañía Argentina del Mercado Mayorista Eléctrico (CAMMESA).
Al observar la demanda por tipo de usuario, en general el crecimiento es impulsado por el aumento en el consumo de los usuarios chicos, especialmente los usuarios residenciales, una demanda ligada en menor o mayor medida a la temperatura.
La potencia máxima alcanzada durante el 2022 es hasta hoy el récord de potencia del Sistema Argentina de Interconexión Eléctrica (SADI).
El nuevo valor más alto de potencia, 28.283 MW, fue alcanzada en diciembre, superior en 52 MW respecto del anterior tope de enero del mismo año, puntualizan en el resumen ejecutivo de las principales variables del Mercado Eléctrico Mayorista (MEM).
La demanda de energía eléctrica en el país en alcanzó a 138.755 gigavatios/hora (Gwh), con un citado incremento del 3,6% respecto de los 133.877 Gwh de 2021, en tanto que la generación tuvo en el mismo lapso un aumento del 1,7%, una diferencia compensada con una caída del 99% en la exportación del fluido.
Con el objetivo de lograr la descarbonización para el año 2030 y en la senda de cambiar la matriz energética y eléctrica del país, cualquier aumento en la demanda se debe procurar abastecerlo con un incremento de la producción desde fuentes primarias renovables, que paulatinamente llegarán a ser más viables en la ecuación económica.
En esta línea, en la matriz para asegurar el abastecimiento energético, la generación hidro cerró el año con un incremento de generación del 25,2% y las energías renovables de un 10,9% con relación a 2021, en tanto que el aporte de la nuclear registró una merma del 26,6% y el de fuente térmica un 9,2%.
Más hidro, más renovables y más importación
Debido a esa menor generación térmica y nuclear, con menor disponibilidad en especial en el segundo semestre, aquel incremento en la demanda local y por exportación fue cubierto por mayor generación hidroeléctrica (segunda en importancia con el 20,8% del total), desde mitad de año gracias a los mayores caudales en las cuencas de los ríos Paraná (Yacyretá) y Uruguay (Salto Grande) en particular.
Aunque también hizo su aporte la mayor generación solar, biogás, eólico y biomasa, con nueva potencia de 200 MW en promedio acompañada por un enorme aumento en términos relativos de la importación de electricidad (670%), que subió en casi 5.500 GWh (630 MW) en relación a 2021.
El incremento de las energías renovables hizo aumentar su participación en la cobertura de la demanda, pasando de 13% en 2021 a un 13,9% en 2022, si bien en este último año se alcanzó casi un 18% de participación mensual.
Volviendo al punto económico, la retracción en la generación térmica, que aún continúa como la principal con el 56,36% del total, tuvo que ver más que por el tema ambiental con una cuestión de costos, ya que debido a la guerra entre Rusia y Ucrania, los precios internacionales de los combustibles fósiles se dispararon durante el año.
Y de hecho, la disminución en la generación térmica en el primer semestre del 2022 vs 2021, no se vio reflejada en la cantidad de emisiones totales de dióxido de carbono (CO2), debido al incremento en el consumo de combustibles alternativos, que por tratarse también de hidrocarburos no representaron una baja en la contaminación ambiental.
Si bien el barril de petróleo terminó el 2022 con un valor 43% en promedio mayor al año anterior, la mayor diferencia se presentó en el primer semestre, alcanzando un 70% de aumento en invierno, indicador relacionado en mayor o menor medida al comportamiento de los precios internacionales de los combustibles importados.
Pero además, con una temperatura media diaria prácticamente igual en ambos años, se observó que en 2022 se adelantaron las temperaturas bajas. Desde abril a junio las temperaturas fueron menores al 2021 y en general en esos meses menores a los valores esperados de cada periodo.
El GNL más que triplicó su precio internacional
De ahí que el impacto de incrementar la generación térmica en ese lapso era imposible por la menor disponibilidad de gas natural o hubiera implicado una mayor inversión en la importación de combustibles (gasoil y fueloil) y encima en el momento de más alto nivel de precio internacional.
En relación al gas natural, el precio tiene un componente nacional (definido por el plan Gas desde enero de 2021) y un componente importado (GNL/Bolivia).
Frente al aumento del gas natural en invierno por la demanda No Usina/Usina y la necesidad de contar con fluido importado para cubrir dicha demanda, los precios de este último (principalmente el GNL con un precio medio arriba de 30 US$/MMBTu contra 9 US$/MMBTu en 2021) hicieron subir el precio medio total del gas natural para el MEM.
Sobre el aumento interanual de la demanda, la residencial, que conforma el 46% del total del país, presentó una variación del 3,8% interanual. Con un invierno más frío, presentándose bajas temperaturas desde mayo, se observó una mayor demanda, de casi 8%.
También se registró una demanda más alta en los meses más cálidos, al presentarse temperaturas más elevadas en esos meses.
Por su lado, la demanda grande, industrial y comercial, luego de recuperarse tras la cuarentena por el coronavirus, llegó a situarse en valores similares o algo superiores a los del año anterior, con una variación del 1,8% que llegó al 5,3% en los consumos intermedios comerciales de industriales.
Fuente: Política y Medios