Represa Chihuido: La gran cuenta inconclusa
El río Neuquén comenzó a descender nuevamente con fuerza violenta, poniendo en peligro a decenas de asentamientos de abajo. El proyecto que puede frenarl le sigue a la espera de financiación.
Hay muchas otras palabras que podrían usarse para traducir el nombre que se le da al río Neuquén. Cada vez que los grandes ríos de las montañas se secaban o las lluvias torrenciales arrojaban cantidades masivas de agua, todos, sin excepción, se referían a su valentía.
A lo largo de su historia, El Neuquén fue un río peligroso una vez que se juntaron ciertos factores naturales. Sin embargo, nadie ha podido apagarlo o, en términos más técnicos, regularlo de manera que no provoque que el agua se acumule debajo hasta ahora.
Por primera vez, en la década de 1970, se discutió la necesidad de construir una presa que contuviera el agua y enfriara las corrientes para evitar catástrofes. Los proyectos hidroeléctricos en el Limay se iniciaron en la misma década. Primero vino El Chocón, y luego hubo otros cuatro reproches. El proyecto de crear algo similar en el río Neuquén, sin embargo, solo pudo dar con el nombre de «Chuihuido».
Desde entonces, la iniciativa se ha visto obstaculizada por una variedad de factores (decisiones políticas o falta de financiamiento, por ejemplo), y ni siquiera por la posibilidad de un fracaso catastrófico, como el que ocurrió cuando Sauzal Bonito lanzó la recesión de 2006. , ha podido impedir la realización de ese proyecto.
Ha habido intentos de reacciones desde entonces, pero el único hecho es que el trabajo nunca comenzó.
Lluvias increíblemente fuertes cayeron durante un período de tiempo impresionante el pasado fin de semana, lo que provocó que el Neuquén y otros ríos que se originan en el norte crecieran una vez más.
Las alarmas sonaron una vez más y las preocupaciones aumentaron.
Los neuquinos se dan cuenta de que esa representación sigue siendo una importante cuenta abierta.